Una vez más, a Ovalle y el Limarí se nos mira en menos y ante los ojos de Chile entero, La Serena, Coquimbo y el Valle del Elqui, equivalen a la región completa.
Sin lugar a dudas el famoso eclipse es un gran acontecimiento y se debe vivir como corresponde. Sin embargo creo que una vez se nos mira en menos y ante los ojos de Chile entero, La Serena y Coquimbo, el Valle del Elqui, sean la región completa.
Los canales de TV están muy atentos y han desplegado personal y tecnología para cubrir este evento natural, pero que alguien les avise a los señores de las TV que La Serena y Coquimbo no es la región. Que aquí en los valles de Limarí también hay puntos oficiales para ver el eclipse, que también se podrá observar en un 100%. No todo es el Valle de Elqui.
Ni en los canales nacionales que suelo ver ni en la radio he escuchado hablar de Río Hurtado por ejemplo. Supongo que sus autoridades eran las encargadas de potenciar el valle con toda su belleza y toda sus productos; hoy todo es marketing y en eso creo que hemos quedado al debe, aunque quizás se haya “vendido” el valle de manera menos mediática, no lo sé con certeza, solo opino desde lo que se ve. Se de las actividades que se desarrollarán allá, en eso no hay discusión, el asunto es que se pudo potenciar de otra manera, si hasta Cachiyuyo ha salido más veces que Río Hurtado.
Tampoco he visto o escuchado hablar del eclipse desde la perspectiva de los pueblos originarios (no “indígenas”) tomando en cuenta que desde la mirada de la tradición y la cultura el Sol, el Gran Sol, era el principal dios (es aun para algunos de nosotros) y que la hermana o diosa Luna lo tapase, fue siempre un mal augurio. Desde esta lógica del patrimonio cultural ancestral, desde las leyendas o tradiciones pudo haberse aprovechado también este evento pues era una forma de dar exaltar nuestras raíces. A veces no todo es ciencia.
Pero ya es tarde. Solo queda disfrutar de este regalo de la perfección del universo, de este regalo de “los dioses”. De todas maneras, creo que es una lástima que nos sigan viendo como el patio trasero de La Serena y Coquimbo.
Por K Ardiles Irarrázabal
Columnista