Londres fue un destino sorpresa. Nunca imaginé que esta ciudad, que a la distancia me parecía lúgubre, gris y llena de niebla, me sorprendería fantásticamente.
Y seguramente fue porque aquí en Europa es verano, y no vi niebla por ninguna parte.
La armonía de su planificación urbana, que consigue un perfecto maridaje entre lo medieval existente y lo más avanzado de las construcciones modernas, le quitan todo lo gris y lúgubre que esperaba.
Aquí me encontré con Baker Street 221 b, la casa donde vivió mi personaje favorito: el famoso detective Sherlock Holmes y su compañero el doctor Watson. (*)
Naturalmente este lugar para mi fue una visita imperdible.
Ahí estaban los sillones donde Holmes y Watson compartían sus deducciones y la recopilación de sus casos más famosos; ahí estaba la cabeza disecada del mastín de los Baskerville; ahí estaban las ventanas por donde se dedicaban a mirar a las personas de la calle y concluir – con sólo observarlas – sus orígenes, trabajo, profesión, etc. etc.
En fin, podría contarles mil detalles y sensaciones vividas en esas habitaciones, pero sería muy largo.
Pero Sherlock y Watson no fue lo único.
También estuvo la indescriptible sensación de estar en el lugar exacto donde Los Beatles, el grupo inglés que acompañó mi juventud, se tomara la foto cruzando el paso de cebra de la famosa calle Abbey Road, que sirvió de portada para uno de sus álbumes más exitosos.
Les muestro – con sana presunción – la foto del momento memorable.
Curiosamente, estoy en el lugar que le corresponde al integrante que más admiro musicalmente: Paul McCartney.
Y lo que no podía faltar: El Museo Británico.
Ahí encontré uno de los descubrimientos arqueológicos más grande de la historia : la Piedra Roseta. La de Champollion.
Y, además de las cientos de maravillas que es posible encontrar en este famoso Museo, no podía faltar algo chileno. Y allí estaba el moai de la Isla de Pascua.
Perfectamente conservado, limpio y en un lugar destacado, expuesto como uno de los mas preciosos patrimonio de la humanidad.
También va la fotito.
En fin, este nuevo viaje a Europa me encontró más tranquilo, con mis sentidos más dispuestos y he disfrutado mucho.
Algún día les contaré de las empanadas chilenas que encontramos por ahí.
Un gran abrazo.
Pedro Vargas.
(*) Naturalmente todos los «Sherlockolmianos» sabemos que Conan Doyle (creador de Sherlock Holmes) creó en forma ficticia estos personajes y sus aposentos; pero, a sabiendas, nos encanta dejarnos llevar por la fantasía.
