La crisis de representatividad que afecta a la política chilena se evidencia con mayor nitidez en el caso de los partidos políticos. Tanto es así que las últimas encuestas han mostrado que menos de un 20% de los chilenos se identifican con un partido político. Debido principalmente por los casos de corrupción que hemos conocido, así como por el aprovechamiento de dichos cargos, las malas prácticas de algunos honorables, etc.
Todo aquello ha contribuido a que exista una desconfianza y un desencanto generalizado con los diferentes políticos que integran los diversos partidos que existen y eso ha conllevado a que exista además de todo lo anterior un problema con la falta de representatividad.
Por lo mismo, la política chilena, pide a gritos un cambio, es importantísimo que se mejore la política, que se fortalezca el sistema democrático, pues éste no subsistirá si existen partidos políticos débiles. Con éste nuevo partido no se está tratando de “crear la pólvora” ni “descubrir América” porque el hacer política y como hacerla existe, lo que busca es hacer una buena política, ser el referente de las ideas de sentido común que tanta falta le hacen a nuestro país. Para muchos, la creación del Partido Republicano debe significar un nuevo compromiso con Chile y su gente. Ya no es tiempo de quejas, llegó la hora de actuar y hacer de este nuevo referente, de extrema necesidad, un partido grande y de vocación mayoritaria.
Muchos lo han tildado de ser de extrema derecha por defender la vida desde el momento de la concepción, por no estar dispuesto a transar sus principios, por creer en Dios, por ser patriótico, amar a la patria, por defender la familia, la libertad y la justicia social, así como por su lucha incansable contra la delincuencia, el narcotráfico, el terrorismo y la corrupción, por rechazar la violencia y busque reformar el Estado y la estructura institucional, para fortalecerla, transparentarla y por sobre todo poner ésta a disposición de los ciudadanos, que exista un verdadero servicio público y no que se “sirvan” del público. Por tener éstas convicciones es ninguneado y encasillado como algo extremo con “tintes negativos” pero la verdad de las cosas es que no lo es, al contrario, es el bálsamo que necesita Chile.
Sus detractores (que son los principales responsables del deterioro institucional), ha sido visto con preocupación la formación de éste Partido, pues estarían viendo reflejado en ello su frustración ante la falta de ideas y de compromiso con un Chile mejor.
Como bien lo señaló Álvaro Pezoa en el diario La Tercera en el mes de junio del presente año, “el Partido Republicano no es un partido de extrema derecha, es un partido de extrema necesidad”. Palabras que comparto plenamente; pues el Partido Republicano es ni más ni menos que un movimiento Republicano, que cree en el valor de la participación ciudadana así como en el respeto de la Constitución y de las leyes, porque ellas nos protegen de los abusos y de la violencia y porque nos reconocen los mismos derechos y deberes a todos, haciéndonos iguales ante la ley, no existiendo por lo tanto ni personas ni grupos privilegiados, siendo todos iguales y dándole a cada uno las mismas posibilidades de progresar y desarrollarse plenamente.
Susana Verdugo Baraona