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Chile: una vez calmado los espíritus, a reflexionar sobre el valor de la República unitaria

No por casualidad en los albores de la Independencia fue ganando terreno en lo práctico la idea de la República y con ello, el sistema democrático se consolidó sobre instituciones que se fueron creando de carácter centralizada y en el interior de las mismas, donde se fueron expresando órganos territoriales como; provincias, comunas, distritos y más tarde regiones.

Por los años 1828, se postuló la idea de las asambleas provinciales, las cuales proponían una terna para que el presidente escogiera al intendente. Que, a la larga, aseguraba el vínculo con una posición política similar al del ejecutivo, reducía el centralismo y mantenía el Estado unitario.

La consolidación en desarrollo natural de estos órganos descentralizados y desconcentrados más su permanencia en el tiempo, es prueba suficiente para preservar el carácter unitario de la República de Chile, más democracia no contradice este carácter.

Traigo a la memoria una cita: “lo que diferencia a Chile de la mayoría de los países latinoamericanos no es la “vocación de libertad” o el “respeto a la institucionalidad”, valores importantísimos, pero que no pasan de ser abstracciones para buena parte de la población. Lo que distingue desde antiguo a está nación es el grado de estructuración de sus fuerzas sociales; la partidización de esas mismas fuerzas según cánones clasistas e ideológicos; la vertebración de instituciones básicas como las fuerzas armadas, la propia iglesia, los sindicatos, las agrupaciones gremiales, los movimientos estudiantiles, etcétera.

De esos factores objetivos, sedimentados en un largo discurso, que lejos de congelarse se han ido renovando secularmente, derivan en verdad los grados crecientes de convivencia democrática y participación general”. (Chile un caso de desarrollo frustrado, Aníbal Pinto, página 357).

Pareciera que no hemos cambiado mucho ya que, esa obra fue elaborada en los años 70 y muestra al Chile de entonces. De allí, que esperamos que cesen las manifestaciones donde han predominado las emociones, para así, comenzar la etapa en que los diferentes actores de la sociedad chilena (académicos, científicos, gestores culturales, políticos y otros), comience en ellos el predominio del raciocinio que la patria nos demanda, que es preservar el carácter unitario de la República de Chile a la cual, desde Arica a la Antártica, todos los chilenos amamos.

Octavio Álvarez Campos

OvalleHoy.cl