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Debate: El Neoliberalismo en la Constitución Política Chilena

“Un pueblo de hombres libres no es necesariamente un pueblo libre”. Friedrich von Hayek

El liberalismo clásico o primer liberalismo, representado por los economistas Adam Smith, David Ricardo, J.B. Say y R. Malthus, entre otros, y en el cual se inspira el neoliberalismo, concibe al ser humano como guiado fundamentalmente por intereses económicos egoístas: obtener el máximo beneficio con el mínimo esfuerzo.

Según el liberalismo clásico, el orden económico es un orden natural y está regido por leyes, al igual que el mundo físico. Como consecuencia de este postulado, cualquier intento de interferir el orden económico natural llevará al desastre económico, similar a si tratáramos de violar las leyes de la naturaleza.

El lugar donde estas leyes económicas naturales se expresan, según el neoliberalismo es el mercado, de ahí que lo mejor para la sociedad y los hombres sea dejar que funcioné por sí sola la organización económica.

En palabras de A. Smith, existe una “mano invisible” que mantiene el funcionamiento correcto esperado.

Por las razones antes esbozadas, en cuanto al rol y las funciones del Estado, éste no debe intervenir en el  mercado.

El liberalismo clásico es el inspirador del neoliberalismo, también llamado liberalismo tecnocrático, corriente ideología económica y política capitalista, arraigada en Chile por imposición e ignorancia más que por consenso.

El neoliberalismo a modo histórico fue acuñado por el economista alemán Alexander Rutow en 1938, que en aquel entonces se definió el neoliberalismo como “el sistema de precios, el libre emprendimiento, la libre empresa y un Estado fuerte e imparcial”.

A causa de la gran depresión de 1929, que comenzó con el derrumbe de la Bolsa de Nueva York (la crisis del mercado de valores a nivel mundial), se buscaba en la década de 1930, mediante la filosofía económica neoliberal, encontrar un tercer camino entre la pugna del liberalismo clásico y la planificación económica socialista.

Los economistas liberales Milton Friedman y Friedrich von Hayek, se consideran los principales exponente del neoliberalismo en el plano económico. El libro “El camino de la servidumbre” de Hayek recoge los pilares ideológicos del neoliberalismo.

En Chile, el modelo neoliberal fue impulsado por la dictadura que se inicia en 1973. Dictadura encabezada por Pinochet – en lo militar – y por la oligarquía chilena – en lo económico -.

La dictadura contó con la asesoría directa de Milton Friedman y un grupo de economistas liberales chilenos formados por Friedman y Arnold Harberger en la Universidad de Chicago, entre los años 1956 y 1961, los llamados Chicago boys, artífices de una política económica de mercado de corte neoliberal y monetarista. 

Destacan entre los Chicago Boys: Álvaro Bardón (Presidente del Banco Central 1977-1981); Hernán Büchi (Ministro de Economía 1979 -1980); Miguel Kast (Ministro del Trabajo y Previsión Social 1981-1982); Felipe Lamarca (Director del  SII 1978-1984); Cristian Larroulet (actual jefe de asesores de Piñera); Joaquín Lavín (actual Alcalde de las Condes); Juan Andrés Fontaine (Ministro de Economía 2019).

La contribución  más trascedente de los Chicago boys fue la elaboración de “El Ladrillo” (1972), considerado por muchos la base de la política económica de la dictadura.

De hecho, en el año 1981 se celebra en Viña del Mar la Convención Regional de la Societé Mont Pélerin, agrupación creada en 1947 en Suiza con la participación de F. Von Hayek y M. Friedman. La Sociedad Mont Pélerin ha sido para el neoliberalismo lo que la Segunda Internacional fue para el marxismo. Cristián Larroulet, jefe de asesores de Piñera, es uno de los tres chilenos miembros de este exclusivo grupo.

El ambiente reinante en el Chile de la dictadura generó las condiciones propicias para que nuestro país fuera el primer caso donde se experimentaron una serie de medidas neoliberales sin restricción alguna. La lógica de mercado no sólo se introdujo en la economía sino también se impuso en la educación, la salud, la seguridad social, en lo laboral, e inclusive en la justicia, encargándose de reducir al Estado y los sindicatos a la mínima expresión.

Inclusive la ideología neoliberal se profundizó en nuestro país con el retorno a la democracia mediante muchas de las medidas adoptadas por los gobiernos de la concertación y la nueva mayoría, quienes continuaron con el principio neoliberal de que el mercado (o los mercados) son la solución a problemas públicos. 

Algunas de las principales ideas introducidas por el neoliberalismo, son:

– el principio de subsidiariedad del Estado (desarrollado por los ordoliberales alemanes) puede ser explicado en palabras de K. Nehme Gallardo, de la siguiente forma: “Al quedar prohibido al Estado desplegar una actuación directa en aquellas materias que representan el interés general de la sociedad, los privados han sido quienes han asumido en gran medida la realización de aquellas… así el desarrollo de casi la totalidad de los ámbitos de la vida de un individuo quedan sometidas a la leyes del mercado”. 

En otras palabras, la subsidiariedad supone confiar la actividad empresarial del Estado únicamente a los negocios no lucrativos, que son los únicos en los cuales los particulares no se interesan.

– el monetarismo  de la Escuela de Chicago encabezada por Milton Friedman.

En 1968, el economista suizo Karl Brunner usa por primera vez el término monetarismo. Este paradigma ve en la cantidad de dinero la mayor fuente de actividad económica y sus alteraciones (inflación), además postula que la mejor política es el crecimiento de la oferta monetaria. Así, el libre flujo de crédito y los tipos de interés, así como la teoría laissez-faire es la mejor manera de prosperar, ya que la intervención pública limitada y un sistema económico competitivo da mejor resultados que la aplicación de la economía Keynesiana.

– la defensa a ultranza del laissez-faire.

Laissez-faire, expresión francesa que se traduce como “dejar hacer” o “dejar pasar”, esto es, dejar que las cosas se desarrollen por sí mismas. La doctrina económica Laissez-faire, postula el hecho de dejar que la economía funcione por sí sola, sin restricciones, donde la única preocupación del Gobierno es asegurar ciertos derechos de propiedad. El Gobierno solo debería ser responsable de proveer y asegurar protección para las empresas y las personas, las fuerzas de demanda y oferta deberían ser dejadas actuar cuando los ciclos económicos lo requieran.

– Sociedad de Clases.

El geógrafo David Harvey, profesor de las Universidades Johns Hopkins, Universidad de Oxford, y la City University de New York, describió al neoliberalismo como un proyecto de clase diseñado para imponer un determinado sistema de clases en la sociedad a través del liberalismo.

El neoliberalismo ha fortalecido y desarrollado el surgimiento  de personas y grupos privilegiados, y una desigual distribución de la riqueza, dando lugar al llamado “precariado”, una nueva clase fruto de la inseguridad socioeconómica aguda y la alienación, según sostiene el economista David M. Kotz.

Por ejemplo: En Chile, la CEPAL estima que el 1% más rico de Chile concentra el 22% de los ingresos y riquezas del país.

Según la revista Forbes (2019) Chile cuenta con 11 billonarios que acumulan 37,3 billones de dólares, lo que es equivalente al 12,5% del PIB del país.

En EE.UU. según publicó Bloomberg, el 1%  más rico del país está cerca de superar la riqueza total que tiene la clase media estadounidense.

En Chile, la élite económica, los empresarios Délano y Lavín, condenados por delitos tributarios, les fue aplicada la pena de “clases de ética”.

– En cuanto a la política, para los neoliberales, ésta en general debe jugar un papel subordinado respecto de la economía. La política debe dejar de ser el lugar de las grandes confrontaciones ideológicas y programáticas donde se decide el destino y orientación posterior de la condición humana. Para el neoliberalismo, la política simplemente debe ser el garante de las relaciones de mercado.

El neoliberalismo no solo es una política económica sino también una ideología que busca una reconfiguración de la propia esencia de la política.

La Constitución Política Neoliberal

Nuestra Constitución Política es Neoliberal, establecida de manera coercitiva.

Según la RAE, una Constitución significa “ley fundamental de un Estado, con rango superior al resto de las leyes, que define el régimen de los derechos y libertades de los ciudadanos y delimita los poderes e instituciones de la organización política”.

Siguiendo a la RAE y si se tiene en consideración el contenido de una Constitución, en el caso Chileno, dicho contenido no se estableció mediante una vía democrática, sino más bien fue diseñado por una comisión designada a dedo por la dictadura. En efecto, la Constitución de 1980 que entró en vigencia el 11 de marzo de 1981, se inició con un anteproyecto que comenzó a ser elaborado en 1976 por la llamada Comisión Ortúzar, que estaba presidida por Enrique Ortúzar Escobar, e integrada por su ideólogo Jaime Guzmán Errázuriz, Alejandro Silva Bascuñan, Jorge Ovalle Quiroz, Alicia Romo, Enrique Evans de la Cuadra, Sergio Diez y Gustavo Lorca. Por renuncia de alguno de ellos en 1977 fueron reemplazos por Luz Bulnes Aldunate, Raúl Bertelsen, y Juan de Dios Carmona.

Los ideólogos de la Constitución con la finalidad de perpetuar el modelo neoliberal de la dictadura, establecieron para ello diversos mecanismos tales como las Leyes Orgánicas Constitucionales (LOC), el Tribunal Constitucional (TC) y los quórums de reforma de la misma.

Jaime Guzmán, su principal ideólogo, en una revista del 1979, señaló: “Es decir, que si llegan a gobernar los adversarios, se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismo anhelaría, porque el margen de alternativa que la cancha imponga de hecho a quienes juegan en ella, sea lo suficientemente reducido para hacer extremadamente difícil lo contrario”. 

Una Constitución Política es la ley fundamental y suprema del ordenamiento jurídico, de la cual nace la validez de las demás normas que lo componen. De ahí que las disposiciones de naturaleza neoliberal contenidas en la Constitución se hagan extensivas a las demás normas que se crean a partir de ella y conforme a ella, pues traen consigo el ADN neoliberal y sus desigualdades e inequidades en materia de  derechos sociales.

Los derechos sociales, son aquellos relativos a bienes y servicios necesarios para una vida digna.  Tales derechos carecen de protección en nuestra Constitución neoliberal, la cual se limita solamente a “garantiza el acceso a…”.  de tal manera que no protege el derecho al trabajo, a la salud, a la educación, a la protección social, a la vivienda, a la cultura, pues el neoliberalismo encomienda al mercado la satisfacción de tales necesidades, lo cual ha dado lugar a dos categorías de chilenos: los de 1ra categoría, que disponen de los medios económicos para acceder a prestaciones de mayor calidad y selectividad ofrecidas por los particulares, y los de 2da categoría, que carecen de medios económicos suficientes y deben acceder a las prestaciones de baja calidad ofrecidas por el Estado. Sin embargo, el consumo de los ciudadanos de 2da categoría, mediante el IVA, financia la mitad del gasto público, no existiendo un verdadero impuesto a los ricos en Chile. 

Siguiendo las ideas de la cientista política Claudia Heiss,  la actual Constitución   -neoliberal – no garantiza los derechos sociales, sino que privilegia la libertad de quienes proveen esos servicios y la de aquello que pueden pagarlos. Los llamados abusos son por falta de protección social. Lo que en otras Constituciones se consideran derechos económicos y sociales, en  ésta Constitución se estableció que son libertades, que no son derechos.

El neoliberalismo es en sí mismo una reacción teórica y política en contra el intervencionismo de Estado y contra el Estado de Bienestar Social.

La constitución neoliberal no protege derechos sociales fundamentales consignados en la Carta de los Derechos Humanos de la ONU, tales como:

– Derecho a un empleo y un salario justo.  Artículo 19 nº 16 establece el derecho a la libertad de trabajo y su protección.

– Derecho a la protección social en casos de necesidad (seguridad social, bajas laborales, desempleo, jubilación, maternidad, etc). Artículo 19 nº 18 establece el derecho a la seguridad social. La acción del Estado estará dirigida a garantizar el acceso de todos los habitantes al goce de prestaciones básicas uniformes, sea que se otorguen a través de instituciones públicas o privadas. 

– Derecho a la vivienda.  Derecho no consagrado en la Constitución neoliberal de 1980.

– Derecho a la educación gratuita y de calidad. Artículo 19 nº 10 establece el derecho de educación. La educación parvularia, básica y media, son obligatorias, debiendo el Estado financiar un sistema gratuito con tal objeto. No obstante, el Estado no garantiza el derecho a una educación pública de calidad. En cuanto a la educación superior (técnica y universitaria) la entrega a las reglas del mercado, con sistemas de financiamiento como el CAE. El CAE no es otra cosa que un nuevo mercado para los bancos.

– Derecho a la sanidad. Artículo 19 nº 9 establece el derecho a la protección de la salud. El Estado protege el libre e igualitario acceso a las acciones  de promoción, protección y recuperación de la salud y de rehabilitación del individuo. 

– Derecho a un entorno saludable, el acceso a la cultura y a todos los ámbitos de la vida pública de la comunidad.  Estos derechos han sido más bien invisibles para el modelo neoliberal.

– Derecho a la alimentación y a la soberanía alimentaria. Derecho no consagrado en la Constitución neoliberal del 1980.

Y así entre otros tantos derechos no protegidos que son fundamentales para la dignidad humana.

La constitución neoliberal garantiza la desigualdad:

En chile no hay persona ni grupo privilegiados. Artículo 19 nº 2. La igualdad ante la ley. Más aún agrega: “Ni la ley ni autoridad alguna podrán establecer diferencias arbitrarias”.

El D.L. Nº 3.500 establece que la edad de jubilación es de 65 años para los hombres y de 60 años para las mujeres.

Según CAPREDENA, los miembros de las FF.AA. Orden y Seguridad, en promedio se jubilan con 28 años de servicio. Los oficiales, en promedios se retiran con una pensión de $ 1.550.000, y los suboficiales  con $ 650.000, de la cual el 25% es financiada por el sistema especial de previsión, y el 75% restante por los impuestos de la gran mayoría de los trabajadores.

Por el contrario, el promedio de las pensiones entregadas por el sistema de AFP, bordea los $ 173.000, de un total de pensionados cercano al 1.500.000.

Las pensiones de las FF.AA. son el principal gasto público. El 2018 el fisco terminó destinando a Capredena y Dipreca aproximadamente $ 2.005.700 millones, casi un 20% más de lo previsto.

Entonces, igualdad no es lo mismo que equidad, por lo cual la profundidad del debate no debe pasar por reducir las pensiones de las FF.AA. sino por aumentar las pensiones de la clase trabajadora al nivel de las FF.AA., es un nivelar hacia arriba inspirado en la equidad. 

En síntesis, Chile necesita de una nueva Constitución Política democrática, y no de una Constitución Jurídica como la creada en dictadura,  en la cual, entre otras cosas, los llamados derechos económicos y sociales, y su protección, se establezcan como derechos y no como libertades.

Por Carlos Francisco Ortiz

*Esta es una tribuna que Diario OvalleHOY.cl, como Medio de Comunicación limarino y comprometido con la Democracia, abre para la Libre Circulación de las Ideas.

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