Entre tambores, pañuelos verdes, morados, rojos, capuchas y pancartas con mensajes que exigían sus derechos, pero que también denunciaban la violencia, los temores y las desigualdades que aún sufren, miles de ovallinas marcharon por la alameda de la capital limarina en conmemoración del 8 de Marzo, Día Internacional de la mujer Trabajadora.
A pesar de la calurosa tarde, fueron cerca de tres mil las mujeres que se congregaron en el Espejo de Agua de la Alameda, para tomarse las calles Ariztía y recorrerlas de sur a norte, y viceversa al ritmo de batucadas y de cánticos que se repitieron en todas las ciudades del país.
Una convocatoria que fue definida como exitosa por las organizaciones convocantes, no solo por el gran número de asistentes, que superaron las del año pasado, sino que también por la diversidad de mujeres que decidieron tomarse una tarde para manifestar sus múltiples demandas, como la equidad salarial, la no violencia de género, derechos sexuales y reproductivos garantizados, aborto libre y seguro, respeto a las disidencias sexuales, fin de una cultura machista y patriarcal.
En el cortejo participaron mujeres de todas las edades, quienes siguieron el recorrido de manera pacífica, la participación de hombres fue mínima, y algunos se limitaron a observar desde las veredas.
Sin embargo, el ambiente cambio cuando las manifestantes llegaron hasta la 3° Comisaría de Carabineros de Ovalle, donde un grupo de 11 carabineras se encontraba haciendo la guardia en el frontis, puesto que un pequeño grupo de ellas se dispuso cara a cara con las funcionarias policiales, gritando consignas que hacían referencia a las violaciones de Derechos Humanos cometidas por las instituciones policiales, ocurridas en nuestro país desde el 18 de octubre del año pasado.
Mientras la gran mayoría se mantenía a distancia manifestándose e incluso un grupo realizaba la performance de “Las Tesis”, “Un violador en tu camino”, la situación empezó a cambió puesto que desde la esquina de calle Ariztía Oriente con calle Tangue, donde se ubicaba un grupo de hombres, arribó una piedra, y luego algunas botellas, por lo que carabineros dispersó a las manifestantes arrojando una bomba lacrimógena desde la azotea de la comisaria.
Luego de esto, la marcha prosiguió su curso por el paseo peatonal hasta llegar a la Plaza de la Resistencia, como se ha denominado a la Plaza de Armas, en donde se realizó un acto conmemorativo por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, allí se recordaron los motivos de la manifestación, se leyeron poemas, y también hubo espacio para la música con la presentación de la agrupación “La Changa”. En una especie de rito expiatorio y purificador las mujeres danzaron en torno a una pira, en la que también quemaron un muñeco de trapo que representaba el patriarcado.
Las voces de la marcha
Al finalizar la manifestación, algunas de las participantes hicieron una evaluación de la jornada.
Tatiana Cortés, miembro de Acción Femenista Ovalle, una de las organizaciones convocantes a la marcha señaló que “esperábamos que llegara menos gente, pero cada año llegan más, por lo tanto nos damos cuenta que entre las mujeres la sororidad está funcionando y nos estamos despertando y nos estamos dando cuenta que vivimos en un sistema y una cultura que nos oprime y no nos permite decidir sobre nuestros cuerpos y nos está sancionando todo el tiempo, siendo nosotras las principales víctimas de la violencia patriarcal”.
Por otra parte, Cortés destacó la diversidad de mujeres participantes, diciendo que “estamos felices porque sentimos que estamos avanzando en las demandas que estábamos persiguiendo hace rato, como por ejemplo que en caso que se apruebe la convención constitucional, el 50% va a ser representado por mujeres de distintos territorios, porque cuando se convocan marchas de mujeres no existe discriminación entre nosotras. Nos damos cuenta que estamos asumiendo que no estamos para competir entre nosotras, como de alguna manera nos trató de inocular el capitalismo, sino que estamos empezando a compartir y a respetar la enorme diversidad, con nosotras marchan representantes de pueblos originarios, de la diversidad, ecologistas, dirigentas vecinales, sindicales, mujeres de partidos políticos, es absolutamente transversal”.
En tanto, Fabiola Yachia una de las mujeres que encabezan la marcha bailando acompañadas por la batucada, comentó que a ella le “da orgullo de que se haya formado una agrupación tan potente de puras mujeres, pero creo que falta más empoderamiento, tomarnos más los espacios públicos y creo que es una buena instancia para que otras personas salgan a la calle”.
Su compañera de baile Valeria Sarmiento, dijo que este tipo de expresiones “tiene que ver con ocupar los espacios públicos y es parte de la revolución femenina ser más visibles, entender que no es una fiesta, claramente es parte de una lucha que tiene un montón de años, pero si no puedo bailar no es mi revolución. Además en esta marcha uno se siente súper cómoda, segura, la gente lo recibe súper bien”.
Paola Díaz, integrante de la batucada Río de Tambores, fue parte de la agrupación de tambores de solo mujeres que se formó para esta marcha. Ella confesó que se emocionó con la participación de las ovallinas. “Estuvo muy hermoso, me emocioné porque se juntaron muchas mujeres”. A esto la joven agregó que “quisimos ser parte de este movimiento feminista con el objetivo de llegar a la gente, me encanta que luchemos todas juntas, tenemos que sacar a fuera todo lo que tenemos dentro y nunca jamás quedarnos calladas por nada”.
Por Claudia Guerra Calderón