EDITORIAL.
Durante el fin de semana recién pasado las redes sociales estallaron en reclamos por la calidad del elemento que la red de agua potable llevaba hasta miles de hogares en diversos sectores de la comuna de Ovalle y cuya concesionaria es la empresa sanitaria Aguas del Valle.
Decenas de cibernautas en Facebook, Twitter e Instagram, hicieron llegar a los medios y a las autoridades sus imágenes con denuncias respecto de la turbiedad del agua en sectores como la población Ariztía, José Tomás Ovalle, El Portal, Villa Santa María I, II y III, Villa Amalia, Vista Bella, Villa El Ingenio y centro de Ovalle.
Las autoridades provinciales llamaron a la responsabilidad a la empresa y oficiaron a la Superintendencia de Servicios Sanitarios y Seremía de Salud para que “fiscalicen la norma en la turbiedad del agua”.

Lo cierto es que en países con marcos fiscalizadores más estrictos, las multas e indemnizaciones serían de verdad ejemplares. Porque si se presenta el elemento tal como se ve en la fotografía adjunta, al menos, deberían beberlo los ejecutivos de la sanitaria que aseguran que el agua potable en Ovalle siempre ha mantenido «sus condiciones sanitarias aptas para el consumo humano”.
La Sanitaria asegura que “no hay alteraciones en las condiciones de producción”, lo que debe ser absolutamente cierto. El tema es que no es ése el problema que cada cierto tiempo afecta a cientos de hogares en distintos sectores de la comuna de Ovalle.
El problema es que el agua que la empresa produce con apego estricto a la norma no llega en ese prístino estado a los hogares de los miles y miles de clientes que, sagradamente y so pena del corte del suministro, pagan mes a mes la cuenta.
Es más, la empresa remarca que la situación fue “puntual y transitoria” en la red de distribución de agua potable y que se podría haber producido por “una variación de las condiciones operacionales producto de cambios en el régimen hidráulico en la red”.
Ante esta declaración hecha por el subgerente zonal de la sanitaria cabe preguntarse ¿Quién es el responsable de que el régimen hidráulico en la red no tenga variaciones?
Lo cierto es que en la plaza pública de las redes sociales, desde septiembre de 2013, cuando a través de la misma red de distribución de agua potable, el norovirus afectó a miles de ovallinos, como comprobó la investigación de la SISS, la credibilidad de la sanitaria en la Perla del Limarí no es de las mejores, pese a los cambios en la Gerencia y en sus equipos de Comunicaciones.
Ahora, en estos reiterados «casos puntuales» ¿Quién le responde al consumidor que tuvo que esperar las dos o tres horas para que la red se limpiara, que tuvo que incurrir en el gasto de agua embotellada para cocinar para su familia, tomar onces o lavarse los dientes?
Lo cierto es que en países con marcos fiscalizadores más estrictos y eficaces, las multas e indemnizaciones serían de verdad ejemplares. Porque si se presenta el elemento tal como se ve en la fotografía adjunta, al menos, deberían beberlo los ejecutivos de la sanitaria que aseguran que el agua potable en Ovalle siempre ha mantenido «sus condiciones sanitarias aptas para el consumo humano”.