Sin esperar, desde luego, que el asunto fuera a cambiar de la noche a la mañana – o ni siquiera que fuera a cambiar – fui a votar el domingo en el plebiscito para un cambio constitucional. Ya estoy demasiado viejo (o “muy mayor”, como me dice una amiga) como para crearme expectativas desmesuradas.
Es que los años me han ido poniendo escéptico y cada vez tiendo a mirar más el vaso vacío de las cosas que el lleno. O la parte (la “negativa, por supuesto), por el todo. Por ejemplo cuando he visto a través de la televisión, o asistido como periodista a alguna de las multitudinarias manifestaciones de descontento a partir del 18 de octubre del año pasado, al final termino quedándome con ese grupito minúsculo de individuos, en su mayoría jóvenes, que sin sentido dedican sus esfuerzos a destruir, reventar vidrieras, rayar muros, incendiar neumáticos o lanzar proyectiles a carabineros, que con esa otra mayoría que se manifiesta de manera vigorosa aunque pacífica.
El domingo sin embargo vi a otra juventud.
En mi visita al estadio Diaguitas en la avenida La Chimba, vi a decenas de muchachos encargados de atender las mesas de votación, y a varios cientos apostados bajo el sol en una fila interminable que alcanzaba hasta la calle Independencia, esperando entrar para cumplir con su deber cívico.
Algunas eran una niñitas, que se veían tan pequeñas y frágiles, que daban deseos de preguntarles: “¿Sabe tu papá que estás aquí?”.
Y me emocionó verlos.
Es que ellos son los verdaderos “primera línea” de nuestra política que tal vez en un futuro próximo tomen el relevo de aquellos otros que en los últimos 30 años han chapuceado en su provecho en estas revueltas aguas; o de aquellos otros , como yo, que por comodidad, falta de confianza en sus capacidades, no han querido comprometerse, asumir responsabilidades, en esta tarea tan compleja.
El domingo, al final del día me acosté agotado pero contento. No por el triunfo del Apruebo, sino por pensar que podremos irnos a dormir con tranquilidad porque en esos muchachos, casi unos niños, habrá un amanecer diferente para el país.
M.B.I.