InicioultimasArtes y CulturaLa otra “peste” que amenazó a Ovalle

La otra “peste” que amenazó a Ovalle

También en esa oportunidad el germen de la enfermedad llegó desde afuera y los vecinos debían encerrarse en sus casas cuando los cuerpos de los fallecidos transportados en carretones pasaban por la calle en dirección al camposanto.

El profesor de Historia e Investigador histórico ovallino, Rodrigo Iribarren Avilés en su trabajo “Salud, bandolerismo y expansión Urbana a principios del Siglo XX”, recuerda las otras epidemias que a fines del siglo XIX e inicios del siguiente diezmaron la población de Ovalle.

Todo en el contexto de la situación que se vive en la actualidad por la pandemia de Coronavirus que a la fecha registra ocho personas contagiadas en la comuna aunque aun no fallecidas por eta causa.

Hace mención en especial a las epidemias de viruela que afectaron al entonces Departamento de Ovalle (actual provincia del Limarí) a fines del siglo XIX e inicios del XX.

En una de las partes del extenso trabajo de investigación Iribarren da a conocer la entrada en funcionamiento en 1863 del Hospital de Caridad de Ovalle, bautizado con el nombre de San Juan de Dios.

“La capacidad del hospital en 1905 era de 34 enfermos de solemnidad y 12 pensionados. (…) El Hospital en 1920 contaba con 80 camas y a contar de ese año se estuvo habilitando una sala de maternidad”, que se sumó a sala de cirugía financiada por el Gobierno. El año anterior a eso, el “prestigioso doctor Antonio Onofre Tirado Lanas , secundado por su colega Segundo Gallardo, realizó con éxito en Ovalle la primera operación de piedras o cálculos a la vejiga , una verdadera proeza para la época”.

En el mismo escrito un informe del Consejo Municipal ponía en antecedentes de las autoridades nacionales los problemas gastrointestinales que causaba en la población el consumo de las aguas del rio, mencionando que en 1888 un brote de cólera causó 156 defunciones .

“En 1914 el agua potable todavía estaba inconclusa, la cañería matriz se había instalado sòlo en la calle principal, el estanque acumulador, mal construido, necesitaba reparaciones en forma urgente.

En 1905 había ya doce pilones públicos en la ciudad, pero los aluviones de junio de ese año, destruyeron gran parte de la cañería y del estanque recién reparado. Como consecuencia de ellos volvieron a circular por la ciudad los aguadores que ofrecían su producto de puerta en puerta, pero a precios exorbitantes.

Los ovallinos menos pudientes debieron conformarse con beber agua de los canales durante algunos meses. Sólo en 1907 se instalaría la mayoría de los arranques domiciliarios para el primer servicio de agua potable”-

LAS EPIDEMIAS EN EL SIGLO XIX

La crónica nos retrocede a junio a septiembre de 1871 cuando una gran epidemia de viruela atacó a las localidades mineras de Panulcillo y Tamaya. En la primera falleció un centenar de personas y en Tamaya un total de 190.

“La viruela aparecía un día en una subdelegación y pronto con el aislamiento se extinguía, pero nunca dejaba de cobrar sus víctimas, ya sea en Sotaquí, Mialqui, Hurtado, Dos Ríos, Chañaral de Carén, La Chimba o en Ovalle mismo”.

“Pero si de epidemias de viruela se trata, sin duda algunas que las más fuertes fueron las que tuvieron lugar entre 1877 y 1878, que hicieron en conjunto mas de 2 mil víctimas fatales en nuestro Departamento, atacando con más saña a Ovalle y Tamaya”.

Agrega el articulo más adelante: “Como informara el Subdelegado de Mialqui, don Francisco Barrera, en junio de 1872 la mayor parte de los enfermos eran de la clase proletaria y los síntomas de la enfermedad se manifestaban con “dolor de cabeza, espalda, cintura y algunos vómitos”.

De acuerdo al mismo Barrera “tan pronto los enfermos eran  recibidos en el lazareto, se le aplicaba almidón con rosa en agua cocida, enseguida bebidas de varias yerbas y por agua de pasto el agua de cebada cocida. Cuando el paciente se encontraba con “mui mala peste” (en estado grave) era atacado a la garganta y en ese caso se le recetaban gárgaras de aceite o grasa o enjundia.

Era difícil atacar esta enfermedad, casi endémica en el Departamento, debido a la dispersión de la población, a su extrema movilidad y fundamentalmente al hecho que resultaba casi imposible extirpar el temor sin fundamento que la mayor parte de la gente de campo tenía por la vacuna.

Por ellos muchos elogios recibieron aquellas personas que tenían la difícil misión de vacunar por todo el departamento, como don Pablo E. Galleguillos, Arturo Sides, Manuel Penna y otros.

Cincuenta fueron los casos de viruela en la ciudad de Ovalle en 1884 y 11 las víctimas fatales.

Al año siguiente hubo una nueva gran epidemia en el Departamento, esta vez fueron 209 los infectados y de los cuales falleció el 19 % . Nuestra ciudad fue el epicentro de la epidemia. (…) “En la ciudad que anteriormente sólo se había presentado uno que otro caso, han tenido lugar diariamente cuatro, seis y hasta 8 nuevos casos”.

El Gobernador del Departamento en marzo de 1900  informaba a las autoridades centrales que la enfermedad no era endémica sino que era importada de los departamentos vecinos de Coquimbo y La Serena.

LA VIRUELA EN EL OVALLE DEL SIGLO XX

Algunos casos de esta cruel enfermedad se presentaron sin embargo en la ciudad en los años 1905, 1907, 1921 y 1923.

“Testigo de esta última epidemia, don Julio Medina Castañón – dice el texto del profesor Iribarren – recuerda que las casas donde habitaban los “varicosos” eran señalizadas con paños o pinturas de color amarillo. Dichos enfermos eran trasladados en carretones al lazareto situado en la parte alta de la ciudad (a un costado de la primitiva Cancha Núñez), parte oriente de la actual población Atenas y casi al llegar a la quebrada de El Ingenio, que administraba el cura párroco Antonio Villalón Marín.

De una manera similar eran retirados al camposanto quienes fallecían  como consecuencia de la enfermedad . Los vecinos, al sentir el tintineo de las campanillas que portaba el conductor del carretón, se agolpaban tras los vidrios y gruesos barrotes de sus ventanas para observar el paso de tan macabro espectáculo. Las campanillas anunciadoras de tan cruel presagio era la señal para que las madres corrieran para asegurar puertas y ventanas para evitar que los mas pequeños salieran a la calle.

Uno de los encargados de trasladar y atender a los enfermos fue el “Cojo Domingo”, un personaje típico de ese entonces. El periódico “La Constitución en 1923 de dedicó a este personaje el siguiente nota: “ Es este un personaje de trágica celebridad, un degenerado por el alcohol que se ocupa de los mas bajos oficios. Ordinariamente el Cojo Domingo es un pobre hombre de quien nadie se ocupa, pero cuando aparece la viruela tiene mas celebridad que el Dr. Corbalán Melgarejo”.

Era el encargado de los variolosos , el encargado de desinfectar con azufre y trasladar los cuerpos al cementerio.

“La viruela invade la ciudad. La ciudad infestada. En la ciudad mas de cincuenta casos, siendo el barrio Benavente el mas amagado”, informaba el periódico El Tamaya el lunes 2 de abril de 1923.

En tanto en la memoria gubernativa correspondiente a 1923, el Gobernador Departamental de Ovalle don Lorenzo Palma, informó al intendente que : “A principios del mes de marzo un comerciante venido de Iquique (Juan Derpic Radic) atrajo a esta el germen de la viruela, epidemia que, los escasos medios que se disponían para combatirla, hizo cincuenta y seis víctimas, de las cuales fallecieron 35”.

OTRAS ENFERMEDADES

En forma esporádica otras enfermedades no menos virulentas, como la influenza, el coqueluche o tos convulsiva, la alfombrilla, la difteria, irrumpían en el Departamento.

“En el año 1895, por ejemplo en el Departamento hubo 362 defunciones como consecuencia de un brote de Coqueluche. En 1913 hubo en la ciudad de Ovalle una epidemia de difteria. En 1918 y principalmente 1919 hubo epidemias de gripe o influenza y alfombrilla que atacaron a más del 60 % de la población de Ovalle. Fallecieron en nuestra ciudad en 1919 como consecuencia de la alfombrilla 110 menores. La gripe también produjo una gran cantidad de defunciones entre personas de entre 20 y 35 años. De 2.059 personas que fallecieron en el departamento por distintas causas, el 12 % fue como consecuencia de la gripe”, agrega.

Como se puede ver según el trabajo de investigación del profesor Rodrigo Iribarren Avilés, Director del Museo Gabriel González Videla de La Serena, Ovalle – aunque con cicatrices – ha sobrevivido a otras pestes, con una historia desconocida para la mayoría de sus actuales habitantes.

Ahora, con el esfuerzo de muchos y la cooperación de todos, también vamos a salir de esta.

** Este trabajo está incluido en el libro “ CUATRO ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIA SE OVALLE EN EL SIGLO XX” (1993) que contiene además textos del profesor Sergio Peña Álvarez, Jaime Etchepare Jenson y Roberto Paez Constela

OvalleHoy.cl