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Para eso están los amigos y los vecinos

La tarde del martes el barrio Yungay, en la población Fray Jorge, se vio alterada por un incendio en la casa de uno de los más conocidos vecinos del sector.

Para unos – la mayoría varones – la casa de Don Julio, el gasfíter que suele sacar de apuros domésticos. Para las mujeres, de la señora Mirna, esa dama tan amable que durante tantos años mantuvo una escuela de peluquería en calle Independencia, desde donde egresaron decenas de futuras peluqueras y estilistas, entre ellas la Gorda, mi esposa, aunque nunca ejerció el oficio. Para unos terceros, de la Yenny, la rubia paramédica que todos los días sale silenciosamente desde el segundo piso , donde vive con sus dos hijas, para trasladarse hasta el Hospital Antonio Tirado Lanas a ayudar a atender a personas internas en ese recinto.

¿Quién no los conoce en el barrio, quien no los aprecia?

En el siniestro iniciado por causas que aún son investigadas, resultó destruido casi la totalidad del segundo piso, y casi la totalidad de los enseres domésticos, o de recreación, trabajo, , estudio, camas, muebles, vestuario, etc. Es decir todo aquellos porque lo que la joven profesional luchó durante los últimos veinte años.

Por esas cosas de la vida, el piso inferior no resultó destruido por el fuego, sino solo con daños menores por la acción del agua de los bomberos.

Por un “detalle” muy simple. Don Julio (como lo conocemos todos) al momento de construir el piso superior, lo instaló sobre una losa de “cemento liviano” como lo llamó él.

Y en su momento todos los que pasábamos por el lugar y veíamos la construcción de la losa, movíamos con ironía la cabeza, pensando que era una exageración, que daría un peso excesivo al inmueble, en especial ante movimientos sísmicos .

Sin embargo la losa libró a su casa en su piso inferior de daños mayores y los que lo embromaron entonces deben estarse mordiendo a lengua.

Ahora tendrán que comenzar la tarea no menor de reconstruir la casa , en una tarea que vecinos y amigos trataremos de ir apoyando, de una u otra manera. Porque para eso son los vecinos y los amigos.

Claro que hay cosas que no se pueden reconstruir. Porque un incendio lo destruye todo, muebles, vestuario, libros, fotografías  y especialmente todo aquellos sobre lo que se va construyendo una vida: los recuerdos.

No es como un terremoto que te derriba la casa, pero después al levantar los escombros, de entre estos vas recuperando muchos de ellos. Albumes de fotos, retratos, discos, libros, los cuadernos y los primeros dibujos de los hijos en la parvularia, y todas esas pequeñas cosas, detalles que van construiyendo una existencia en común. El fuego no, el fuego lo arrasa todo.

Una glosa aparte a la labor de bomberos, que llegaron a los pocos minutos de iniciado el fuego y que contribuyeron a evitar un mal mayor, como impedir que se propagara al piso inferior y a las casas colindantes. Trabajo en equipo, rápido, oportuno, atacando las llamas en los lugares precisos.

Por eso se marcharon en medio de los aplausos de admiración y reconocimiento de los presentes.

Ahora nuestra fuerza y solidaridad para don Julio, la señora Mirna, la Yenny, a la que conocimos desde niña. Un abrazo fuerte y ánimo para lo que viene. Y decirles que no están solos en esto.

Para eso están los amigos y los vecinos.

Mario Banic Illanes.

Su vecino

OvalleHoy.cl