InicioultimasOpinión¿Somos todos iguales ante la ley?

¿Somos todos iguales ante la ley?

La Constitución Política de la República hecha aprobar en 1980 y que nos legara el ex Dictador y distinguido cliente del BANCO RIGGS señala: “… Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.

Tal Carta Magna, sometida en la actualidad a su respectiva autopsia, asegura a todas las personas:

“La igualdad ante la ley. En Chile no hay persona ni grupo privilegiados….”   “…Ni la ley ni autoridad alguna podrán establecer diferencias arbitrarias;”. (sic o Plop!)

¿Qué le parece? Como para no creerlo.

No pocos aseguran que Chile es un país serio. Insisten en que no existe el más mínimo parecido con aquellos países bananeros en los cuales reinaba el privilegio y abusos varios.

Me cuenta un amigo que acaba de leer por ahí que, al parecer en uno de esos lugares, una Fiscalía decidió no perseverar en la investigación contra 34 pillines (pero algunos honorables) acusados en el caso SQM por la presentación de boletas ideológicamente falsas. Varios milloncitos de pesos de esa minera utilizados irregularmente para el financiamiento de actividades políticas. ¿Y todo esto a cambio de qué? En la treintena en cuestión se distingue una tal UDI con 10 implicados.

Imagínese si esta arbitrariedad hubiese sucedido en Chile. ¡Válgame Dios!

Incomodidad total para aquellos que argumentan que no debemos molestar a tribunales cuando se pide libertad para los presos del estallido social. Sostienen que la ley es igual para todos. Que conceder tal libertad sería un privilegio imposible y que la justicia no es chacota.

¿En qué quedamos? ¿Se aplica la ley igual para todos? ¿Sí o no?

Obviamente, en respuesta al título de esta opinión, no somos todos iguales ante la ley. Recuerde también el caso de las clases de ética. Si roba una gallina, cinco años. Si roba millones, los mandan a la Universidad. ¿Por dónde se corta el hilo?

Este vergonzoso episodio político- judicial me trae el recuerdo de la novela distópica “Granja de Animales” (George Orwell) en la cual uno de los mandamientos establecía que todos eran iguales pero algunos eran más iguales que otros. ¿O no?

Pésimo ejemplo para todo el mundo. Se pierde totalmente la credibilidad en jueces y justicia.

De seguir así es casi probable que más de algún tribunal electoral termine por condecorar (o no perseverar, como se dice ahora) a uno u otro pillín por ahí.

Bueno, en definitiva, me alegra que esto no ocurra en nuestro chilito. Sólo pasa en otras partes. Pobres aquellos países.

Es mi opinión.

Iván R. Anticevic B.

Profesor

OvalleHoy.cl