Te conocimos en aquellos años aciagos en que debíamos soterraneamente subsistir. Desde Canadá, la tuya, la francófila, te viniste a Chile, dejando el bienestar, el buen pasar, a cumplir de con el deber, con el compromiso que siempre habías sostenido y mantenido en tu condición de humanista y cristiano; La libertad de los seres humanos.
Con esos objetivos acá te encontraste con tus hermanos, tus compañeros, camaradas, tus amigos lo que más tarde constituyó tu familia, la gran familia de los chilenos postergados, quienes te recibieron como uno de los suyos.
Siempre luchaste con lo que sabías, consecuencia, y con un solo compromiso, la verdad, y la justicia para tus semejantes. ¿A cuántos hermanos ayudaste, en esos difíciles momentos, en donde la vida.-Si, la vida, de los seres humanos dependía de los caprichos de Herodes?
Cientos…seguramente, miles.
Es que Nelson nació y vivió para defender lo intransable ,lo esencial, lo sustancial del ser humano. La vida.
La vida, antípoda de la muerte.
Te asesinaron los mismos que querías redimir. Esos a quienes la sociedad desprecia y tú creías integrar. Hay en ello un misterio insondable para el ser humano, solo desentrañable para el Hacedor. El sacrificio de Cristo solo se explica por la misión trascendente que traía. Tú, a pesar de abandonar el claustro, continuaste tu sacerdocio, y hoy, estarás a la diestra de tu exigente Maestro y gozando la paz de tu Señor.
El dolor no me permite racionalizar tal brutal, como tan cruento crimen.¿ Porqué tanto ensañamiento?
Nelson, tú eres un nuevo mártir de la civilidad, en la lucha contra la ignorancia, la miseria ,contra esta sociedad bastarda en que vivimos, sociedad preocupada de cosas absurdas y ajenas a lo importante, donde lo superfluo se hace necesidad y se idolatra la técnica y la economía como nuevos dioses omnipotentes.
Querido amigo, hoy nos sentimos más solos: Nos fortalece, sin embargo, el recuerdo de tu consecuencia y tu pasión por lo justo. Por ello consideramos hacer de estas líneas, un acto de reafirmación de convicciones y criticas compartidas.
Tú te ganaste el derecho de ocupar un sitial de honor en la memoria de nuestro pueblo, por tu entrega en la lucha por la libertad.
En Chile, cumpliste con la misión que te señalo tu vida.
Recuerdo aquella vez que con Agapito Santander, el padre, el JR., Rafa Gumucio a tu propuesta convinimos hermanar nuestra cuidad Ovalle, con Canadá. Allí en El Encuentro en un intento de sacarla del letargo. Resultaron tus aprehensiones. A los ovallinos les importó un comino aquello y, tal como lo temías, la burocracia visitó Canadá amparada en aquel convenio, que con el correr del tiempo se trasformó en polvo, humo,…nada más. Felizmente en Coronel tu idea germinó y los mineros del carbón lograron beneficios de tus proyectos, por eso, allá, te sienten, es que esos chilenos, son solidarios.
Las quenas y los huainos guardan respetuoso silencio….en recuerdo de tu memoria. Te fuiste al Altiplano, y los campesinos, allá te lloran.
Ellos sí te necesitaban.
Nelson, te asesinaron de veinte puñaladas, faltó solo el lanzazo en los costados; mas no la corona de espinas a la que te habías acostumbrado.
En estas pardas y resecas tierras del Limari, que tanto amaste, amigo Nelson, una jofaina de agua espera al Pilatos que requiere lavar sus manos.
Iván Ramírez Araya
Nota de Redacción: Nelson Soucy , llegó desde Canadá y acompañado de Rafael Gumucio y Agapito Santander, hizo los primeros contactos con las autoridades municipales locales de la epoca para realizar un hermanamiento con la ciudad de Charlesbourg.
Este hermanamiento se prolongó durante los periodos alcaldicios de Sergio Peralta Morales y Alberto Gallardo, y concluyó con el cambio de autoridades en el país del norte.
Además del intercambio entre ambas ciudades, esto se tradujo en la donación de Charlesbourg de dos modernos kioscos ubicados en la calle Maestranza, en el parque Alameda, y se recuerda con el bautizo de un importante conjunto habitacional en la parte alta de la ciudad.
Soucy, como menciona el redactor, fue asesinado en Santiago en circunstancias que nunca fueron aclaradas totalmente.