InicioultimasOpinión¿A qué me siento llamado en mi vida de fe?

¿A qué me siento llamado en mi vida de fe?

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Este es el Cordero de Dios».

Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
«Qué buscáis?».
Ellos le contestaron:
«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?».
Él les dijo:
«Venid y veréis».
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:
«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce: Pedro)».

El seguimiento de Jesús está constituido por un itinerario espiritual fundamental, anuncio, conocimiento y experiencia personal de Jesús. Esto es muy necesario para descubrir a que se nos llama hoy desde la experiencia del escuchar sus palabras, del dialogo que se produce en este conocimiento, de vivir su intimidad, son momentos que nos van clarificando y van constituyendo el fundamento de nuestra fe que tienen una función esencial en el seguimiento y en la vocación del discípulo o discípula.

La experiencia nace de los primeros discípulos que conocieron, vivieron y sintieron su llamado que los hizo responder a esta invitación sabiéndose con debilidades, con miedos pero seguros de seguirlo discerniendo y profundizando este conocimiento. Jesús como toda persona, se deja conocer fundamentalmente a través de la relación con Él. El significado de su persona se descubre y se afianza a través de la relación personal con Él. Penetrar en el misterio de Jesús significa entrar en contacto con su vida, con su palabra, hacer nuestras sus  opciones y su misión, hasta compartir incluso su propio destino de donación de la propia vida por amor.

Los primeros discípulos y discípulas llegaron al Maestro escuchando a otros que daban testimonio de Él. También hoy encontramos a muchas mujeres y hombres de nuestras comunidades no tienen otro camino para conocer a Jesús que nuestras palabras y nuestro testimonio. A Jesús se le encuentra a través del comportamiento de las personas que se han encontrado con Él.

La vocación cristiana no es un llamado a aceptar una idea o un proyecto, sino la invitación a entrar en relación personal con alguien.

La vocación puede seguir caminos diversos, pero siempre es atracción personal, invitación, no imposición. También es decisión y proyecto de vida para quedarse con Jesús.

¿A qué me siento llamado en mi vida de fe?

¿Cómo puedo mostrar y entregar en este mundo de hoy esta vocación de seguimiento a Jesús?

Hugo Alfonso Ramírez Córdova

OvalleHoy.cl