Con profunda satisfacción y enorme alegría hemos recibido la noticia profusamente difundida por los medios, de que a la fecha más de un millón trescientas mil personas en nuestro país, han sido inoculadas con la vacuna que nos protegerá contra el coronavirus, aquella noxa, cuya agresividad mantiene aterrada a la humanidad toda.
No he podido dejar de recordar al sabio Luis Pasteur quien tuvo que luchar contra todo y todos para lograr imponer su verdad, esta es que inoculando con una bacteria atenuada era posible terminar con el Ántrax, aquella patología que tenía a los europeos preocupados. Fue cuestionado por la comunidad científica de la época, pues ,¿cómo era posible que un Químico osara sostener que era posible controlar la enfermedad?. El pataleo de los médicos exegetas opositores, fue resulto con un testimonio que está inserto en los anales de las ciencias como algo inédito, jamás repetido: Inoculó a 25 ovejas con la bacteria atenuada del Ántrax y, 25 animales con un placebo. Como siempre ocurre en los grandes episodios de la ciencia, (los Ngen están al lado de los buenos), las 25 ovejas vacunadas vivieron, los 25 ovinos placebos murieron.
Ya antes de Pasteur, Jenner, en 1796 experimentó con la vacuna contra la Viruela utilizando un virus atenuado en la enfermedad, en este caso, afectaba a las vacas. Jenner observó que las ordeñadoras eran refractarias a la enfermedad y dedujo que había una relación directa entre la enfermedad y ellas, descubriendo así la vacuna que terminó erradicando definitivamente este mal en el mundo entero.
Hacemos estos breves recuerdos para comprender como las ciencias han evolucionado en su desarrollo tendiente a preservar y proteger la salud humana.
Hoy estamos nuevamente en presencia de un hecho notable en donde la comunidad científica, en sus constantes luchas para proteger a la humanidad ha dado por resultado la elaboración de una vacuna eficaz en defensa de la población contra este nuevo Jinete del Apocalipsis, triunfando nuevamente el esfuerzo de la CIENCIA: no importan que sea chinos o rusos, norteamericanos o europeos, blancos o negros, todos los científicos tras un objetivo bien preciso encontrar, el instrumento (la Vacuna) que proteja al ser humano.
Dejemos entonces que los políticos en sus EGOS piensen que ellos son los artífices de esta cruzada. Nosotros los simples ciudadanos de a pie debemos dar un reconocido a aquel ejército de personas de diferentes estamentos sociales que día a día entregan sus energías en lograr la meta anhelada; que la ciudadanía toda se vacunada, en el menor tiempo posible. Desde las lejanas tierras araucanas vaya un sentido homenaje a todos ellos, en especial a los que en primera línea de fuego en los hospitales, han enfrentado la pandemia, a los que día a día con mucho cariño y especial preocupación están aplicando las vacunas, a la comunidad científica que en forma tan expedita logró antes de un año, elaborar la vacuna.
Entonces a nosotros solo nos queda la parte más simple y fácil, pero indispensable, en esta cadena de la lucha contra el virus,
Asistir a un centro de salud y, VACUNARNOS
Iván Ramírez Araya
Rucahue /Chomio, región de la Araucanía 11,02 2021
(Ngen: Espíritus benignos en la cultura mapuche)