Llegó la hora de involucrar a toda la población en el cuidado y preservación del vital elemento que es el agua. No podemos seguir indiferente ante este grave problema.
Basta solo mencionar lo que sucede en el Choapa, “según un catastro realizado por la Municipalidad de Illapel, más de siete mil cabezas de ganado caprino se han perdido en las zonas rurales”. Agregando a esto, lo expresado por el Presidente de los Crianceros quien manifestó que “en el catastro del municipio no se cuentan las muertes de cabras por la mal parición. Tenemos entre el 50% y 60% de los animales que han abortado y el ganado mayor está muy débil”(Diario El Día, 18 de junio 2015).
De allí, que tenemos que aprender de terceros. Por ejemplo, Brasil, quien en el año 2000, obligó a los consumidores de energía a reducir sus consumos en un 20% en relación al año anterior, utilizando castigos económicos. Costa Rica que promueve llamados a consumir la menor cantidad de agua potable, o bien el caso de California que está enfrentando una sequia terrible y ellos han tomado medidas drásticas como ser restricciones al consumo de agua doméstico en un 25% en todo el Estado, prohibir el llenado y uso de piscinas, los lavados de autos o regar los céspedes, por eso, se está colocando de moda, el pintado de ellos con pinturas ecológicas.
Creemos que los habitantes de las zonas urbanas de la región de Coquimbo, pese a lo que se ha hablado del tema, no tenemos claro que han comprendido la gravedad de este proceso de desertificación que nos afecta o de la necesidad de conservación. Pensamos que esto se debe a que se difundió una frase que quedó en el subconsciente de las personas “no hay que preocuparse, ya que, está asegurado el agua para el consumo humano”. Esto ha influido en que se continúe derrochando el agua a todo nivel.
Valoramos las diversas medidas que se han ido tomando como; buscar hacerle reformas al código de aguas, el delegado para los recursos hídricos, plan nacional para la sequia, habilitación de camiones aljibes, plantas micro-desaladoras, pequeños embalses, plantas desaladoras, entre otras. Paralelo a ello proponemos a través de campañas reales y efectivas, donde se debe propender a tener personas conscientes, empoderadas del problema y con ello, contribuyan a ahorrar, fomentando la reutilización del agua, por ser; obligar a las empresas mineras actuales y futuras, a no transportar los concentrados en tuberías con agua dulce y que se realice mediante camiones, tratamiento efectivo por parte de la sanitaria de las aguas domiciliarias que se vierten al mar, cambiar el sistema de descarga en los baños domiciliarios apoyado por el Estado, cambiar jardines decorativos, por jardines productivos (pequeñas huertas), prohibir, como se hizo en otras partes, algunas costumbres de derroche de agua.
Finalmente, insistimos en que se debe ayudar al sector agrícola a iniciar un proceso de reconversión y al fomento de la reforestación, ya que, así evitamos la nefasta emigración anárquica del campo a la ciudad.
OCTAVIO ÀLVAREZ CAMPOS
PROFESOR DE HISTORIA Y GEOGRAFIA
COQUIMBO