InicioActualidadCrónicaArtesana del paseo peatonal aún espera la renovación de sus prótesis

Artesana del paseo peatonal aún espera la renovación de sus prótesis

Sin ellas no puede trabajar para la confección de las flores de plástico que son su único medio de sustento. “Y a mí no me gusta vivir de la caridad”, asegura.

Cuando a la señora Marta Villagrán se le deterioraron las dos prótesis de sus brazos que le fueron implantadas luego que perdiera ambos brazos en una explosión, se le fue creando un grave problema porque sin ellas, no puede trabajar en la venta de la flores de plástico que confecciona a vista de todos con la ayuda de una tijera. O lo hace con gran dificultad utilizando sus viejos aparatos, los que le causan un intenso dolor en los muñones.

En noviembre del año pasado, gracias al apoyo del concejal Carlos Ramos que expuso su caso en el Concejo Municipal, fue recibida por el alcalde Claudio Rentería quien dispuso que la apoyara para conseguir las nuevas prótesis, sin tener que recurrir al sistema estatal que es lento y engorroso.

El primer paso comprometido fue realizar una evaluación médica en el Hospital San Pablo de Coquimbo, para lo cual el municipio costeó su traslado y el de su acompañante, para ser atendida por un especialista. Posteriormente, con los resultados de la evaluación médica, se le ayudaría a la elaboración de las prótesis a cargo de una empresa privada.

Cuando la encontramos ayer en el paseo peatonal, ofreciendo sus flores de plástico, nos llama la atención verla con sus muñones al descubierto, sin las nuevas prótesis.

Con pena nos dice que este trámite se ha prolongado bastante y que aún no tiene novedades. Lamenta asimismo también haber perdido la posibilidad de postular al sistema de Senadis, que se venció en marzo, y que ahora tendría que esperar hasta agosto a que se abra una nueva,

“Si es que paso agosto (bromea) porque he pasado re enferma, y no he podido trabajar mucho. Además con las prótesis viejas, que me hacen mucho daño (en los muñones) no puedo trabajar mucho, se me desarman. Así es que aquí estoy”.

La gente pasa, y los que la conocen le dejan un aporte en la caja, que ella agradece con una sonrisa y un “gracias mi niño/a”.

“Pero esa no es la idea. Yo no quiero seguir viviendo de la caridad, quiero seguir haciendo las flores y trabajar. Eso es lo mío”, concluye.

No puede confeccionar sus flores de plástico.
OvalleHoy.cl