Una persona que ocupa un alto cargo a nivel nacional visitó la ciudad luego de una ausencia de varios años y se manifestó admirado con los progresos alcanzados en este tiempo.
– Qué bonito está Ovalle! – aseguró, pasando a detallar las cosas que más le habían llamado la atención y que no conoció a su partida.
No obstante eso le llamó la atención la enorme contaminación acústica existente en el centro de la ciudad, proveniente de en su mayoría de altavoces de locales comerciales, de artistas y comerciantes callejeros ofreciendo su mercadería.
Esto coincide con la opinión del director de fotografía de un equipo de documentalistas de Santiago que visitó el fin de semana la ciudad para realizar grabaciones para un importante documental. Quiso hacer entrevistas a personajes locales, pero finalmente se vio forzado a hacerlo en los alrededores.
– Es increíble la contaminación acústica de la ciudad – aseguró no sin contrariedad por la pérdida de tiempo.
El de la contaminación acústica en Ovalle, en especial en el sector céntrico, es un tema que llevamos abordando como diario desde hace bastantes años, casi de manera majadera. Sea como opinión personal o por las denuncias efectuadas por vecinos, en su mayoría en el paseo peatonal, en la alameda, en Benavente, e incluso en la Plaza de Armas donde la frecuencia de actividades artísticas o recreativas infligen a los usuarios de ese paseo o a quienes trabajan o residen en los alrededores un sostenido bombardeo de decibeles.
Sin embargo todos estos reclamos parecen haber caído en saco roto.
Las autoridades Municipales, que son las que emiten las ordenanzas que regulan el sano convivir en la ciudad, y en especial carabineros que son los encargados de fiscalizar y de hacer cumplir estas normativas, en todo este tiempo se han hecho literalmente los sordos.
Es de esperar que ahora que han pasado las elecciones municipales, donde ya no es menester buscar (mediante la omisión de un deber) la aprobación en las urnas, estas autoridades comiencen a asumir de manea responsable el rol que se les ha encomendado y hacer cumplir las normativas correspondientes.
Ya no pueden continuar haciéndose los sordos.