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Breve Metáfora de La Izquierda y La Derecha: El Fantasma y la Oscuridad

¿Recuerdan la historia de los leones de Tsavo, en Kenia? Acechaban. Se ocultaban. Devoraban. Siempre uno al lado del otro.

La tribu Taita les atribuía poderes sobrenaturales. Omnipresentes y todopoderosos. Aun así, uno de ellos tenía más poder y una inexplicable obsesión por devorar humanos. A veces discutían por quien debía quedarse con la mayor parte de la presa, pero al final, compartían el botín. Les llamaban El Fantasma y La Oscuridad: El fantasma no es nada sin la oscuridad y la oscuridad cobija fantasmas en una relación tenebrosa pero efectiva.

Así veo hace mucho a la clase política, izquierda y derecha. Se protegen, acechan, se ocultan, devoran. Hay una estrategia de caza bien planificada, calculada fríamente. Se comparten el botín aunque una fuerza política es más poderosa que la otra. Se solazan entre ellos. A veces se rugen, se miran feo, pero el abrazo entre leones es fuerte, el lazo es irrompible.

El hambre de poder y dinero les hace temibles, intocables, omnipotentes. La sed de sangre emula a la sed de votos. No importa a quien devoran, para ellos todos somos carne para alimentarse, un amasijo de huesos, tendones y músculos sin alma que sólo sirve a sus intereses disfrazados de “vocación de servicio público”, frase prostituida y violada hasta le hastío.

Para El Fantasma y La Oscuridad somos una presa incluso desechable cuando les conviene, somos patipelaos sin derechos a reclamar por los inauditos y desvergonzados privilegios de ser leones poderosos.

Estos leones asesinos de hacen las víctimas (o vístimas, ya me confundo) por tener apellidos fastuosos como Salaberry, Von Baer, De Urresti, Van Rysselberghe, Auth, Chadwick, García Huidobro, Goic, Somerhofft (Kast), etc, diciendo que la presión es mucha, que el costo de llamarse así y de ser “servidores públicos” y es tan, tan alto que obviamente no se compara con la vida burda, común y silvestre de patipelaos dignos de vergüenza como Gómez o Pérez.

Esa es la clase de felinos que estúpidamente ponemos a gobernar esta cada vez más escuálida y seca sabana en que nos tocó sobrevivir, a quienes estúpidamente le damos el voto creyendo que como leones todopoderosos nos ayudarán y protegerán. Dejamos que nos pisoteen, que nos ninguneen, que nos cocinen a fuego lento o que nos coman crudos. Les dimos el poder y sus pupilas brillan de ansias y sus bocas babean de placer.

Ellos, leones intocables, tienen derecho a pasarse luces rojas, a decir “¿¡acaso no sabes quién soy!?” para intimidarnos más. Ellos , leones tenebrosos, tiene derechos a la información privilegiada, a ser dueños de las pensiones , del agua, del gas, de la luz, de todo para saciar su hambre y llenar sus cubiles felinos allá en las alturas de la pre cordillera y en sus pequeños latifundios de sur.

Ojalá algún día tengamos la valentía y la inteligencia de sacarles el poder, de arrebatarles las garras y los dientes para que ya no asusten más, para que no desgarren ni se alimenten de nosotros.

Pero mientras tanto, El Fantasma y La Oscuridad son de temer.
Son leyenda. Acechan. Ocultan. Devoran.

Por K Ardiles Irarrázabal
Columnista

OvalleHoy.cl