Desde que fue entregado el nuevo edificio del Colegio Fray Jorge llamaba la atención a los que pasaban por el lugar los niveles de descuido de su sector frontal, que da a la calle Victoria, contrastando con el atractivo inmueble.
Primero, postes del tendido eléctrico y telefónico en medio de la calle, alterando la visual del lugar. Luego que fue retirado el poste, el hoyo en el que estaba permaneció durante largos meses, hasta que al director, el mismo, cogió una carretilla y una bolsa de cemento y arena, para rellenarlo y dar solución al tema.
Sin embargo faltaba algo.
¿Y los jardines, qué? Todo tan árido, tan deslucido. ¿por qué no se podía hacer algo con eso?
Hasta que la semana pasada, no sabemos por iniciativa de quien, aparecieron unos prados sembrados en el frontis, los que en apenas unos días brotaron, ofreciendo ya una notable y agradable diferencia con lo que había antes.
Y al pasar uno no podía menos de pensar ¡Pero si era tan sencillo, no?
Ahora, una vez que se retiren las protecciones es responsabilidad de los alumnos, apoderados, comunidad escolar y también, de quienes circulan por el lugar de contribuir a su cuidado, para que este atractivo establecimiento se convierta en un orgullo para la población y un ejemplo para otros colegios de la ciudad.
A lo mejor, hasta a los alumnos ahora les resulte más agradable llegar a su colegio.