Las inversiones para la automatización de canales de regadío realizadas por la Asociación de Canalistas del Embalse Recoleta han permitido administrar de mejor manera la entrega del recurso hídrico.
El canal “Matriz Villalón” es la columna vertebral de toda la red de canales que componen el sistema Embalse Recoleta. Sus 50 kilómetros de extensión se reparten como venas, abasteciendo a cientos de canales secundarios y comunitarios llegando de esta manera a apartados sectores donde se cultivan olivos, uvas de vino y mesa, pimentones, paltas o cítricos de alta calidad, muy conocidos, apetecidos y valorados en nuestro país o en el extranjero.
Y precisamente, para que la zona mantenga esta reputación, la gestión y aprovechamiento del recurso hídrico es clave, más aún cuando el agua se ha convertido esquiva, irregular y escasa en los últimos años.
Estudios realizados por la Fundación Chile señalan que existen nueve cuencas en territorio nacional que se encuentran en situación de alto riesgo y, lamentablemente, cuatro de ellas están en la Región de Coquimbo. De no remediar esta situación los especialistas advierten que el desarrollo económico y social de la zona se verá complicada. La inyección de recursos en obras de regadío hace que la agricultura siga generando producción, creando empleos y así mejorar la calidad de vida de las personas. Los efectos de la sequía han dejado contundentes lecciones al respecto y, por ello, la Asociación de Canalistas del Embalse Recoleta está empleando los avances tecnológicos como medida para una gestión más eficiente en la distribución del recurso hídrico.
Después de dos años de trabajo se logró implementar un sistema de telemetría para el control y monitoreo del caudal en la red de conducción del agua. El proyecto fue financiado por la Comisión Nacional de Riego (CNR), CORFO, Gobierno regional de Coquimbo, la Universidad Católica del Norte y el Embalse Recoleta. Esta tecnología se suma al revestimiento de tranques y canales –con geomembrana y hormigón, respectivamente– para disminuir las pérdidas por infiltración. Ambas son la fórmula que permitirá una mejor gestión en la distribución del recurso hídrico en función de los derechos de aprovechamiento de los pequeños agricultores y regantes de la zona.
¿QUÉ ES LA TELEMETRÍA Y CUÁLES SON SUS VENTAJAS?
La telemetría consiste en la instalación de sensores para medir altura de agua y otros para abrir y cerrar compuertas de manera remota, permitiendo una visión integral y eficiente en la conducción del agua. A su vez, tiene la capacidad de calcular a distancia y en tiempo real caudales que transitan por 50 sectores, todos ellos bajo la red del Embalse Recoleta compuesta por 300 kilómetros de canales. Además, puede identificar situaciones anómalas o mal funcionamiento en la entrega del recurso y corregir de manera inmediata, entre otros parámetros. Todo esto a través de una plataforma web activada a distancia, incluso desde un smartphone.
Esta automatización reemplaza un proceso que se hacía tradicionalmente de forma manual, donde una persona iba abriendo y cerrando compuerta por compuerta midiendo el agua que fluye por el canal, para entregar a cada uno de los usuarios la cantidad requerida.
SI NO SE MIDE, NO SE PUEDE ADMINISTRAR
Uno de los objetivos del sistema de telemetría, es contar con herramientas de control de caudales que permitan responder rápida y oportunamente los requerimientos de agua de los agricultores. En un ámbito más general, tiene como propósito acumular y proteger el recurso, fortaleciendo a la organización y sus asociados en la distribución del recurso en tiempo de crisis. También busca contribuir a las comunidades y a su entorno por medio de una gestión responsable y sustentable que permita construir un mejor futuro.
EN BUSCA DEL EQUILIBRIO
El Estado promueve la recuperación del potencial productivo de los suelos agropecuarios que se han degradado por factores climáticos, entre ellos la escasez hídrica. Su participación en este tipo de obras tiene por objetivo el desarrollo de la actividad agrícola de los pequeños productores con obras medianas que permitan la acumulación y conducción del recurso para tener una mayor seguridad de riego de sus predios. Este equilibrio conlleva un efecto multiplicador para la toda sociedad: Si la agricultura sigue produciendo habrá fuentes de trabajo e incluso menor especulación de precio de frutas y verduras, teniendo un efecto amigable en los bolsillos y mejorando la calidad de vida de las personas.