
Ese es uno de los métodos que el municipio está utilizando para reducir la población de estas aves en la plaza de la ciudad. Unos afirman que ha dado resultados, otros en cambio aseguran que las palomas “no pescan” el sistema.
En los últimos años la población de palomas en la plaza de armas de Ovalle ha aumentado de manera exponencial. Cientos de esas aves tan cuestionadas se han tomado por asalto el paseo público, así como las techumbres de los edificios vecinos, dividiendo al público con sus opiniones.
Mientras unos las defienden por esa imagen de ave simbólica, cercana a la gente, que suele rodear a los niños en el principal paseo público, mientras estos les arrojan trigo o migas de pan. Algunas incluso se posan en la mano o en los hombros.
Otros en cambio advierten sobre los peligros que tienen para la salud de la población sus deposiciones , el polvillo que levantan con sus alas al levantar el vuelo contaminando alimentos, introduciendo por las fosas nasales, acumulándose en la ropa; , la destrucción que hace de tejados o entretechos cuando anidan. La corrosión de los vehículos que suelen ser alcanzados por sus detritos, en fin. “Ratas aladas” las han bautizado algunos.
Lo cierto es que el Municipio decidió empezar una campaña para intentar al menos ahuyentarlas, y que busquen otro lugar donde radicarse, distribuidas en la ciudad.
Uno de los sistema utilizados fue el de prohibir a los vendedores del paseo y alrededores la venta de trigo, o artículos que puedan ser utilizados como alimento. Porque se dice que apenas dejan de recibir alimentos en un lugar, se trasladan a otro sitio donde sí puedan acceder a él.
Pero el método que más ha llamado la atención es de la utilización de los parlantes ubicados en el lugar, que usados para emitir música ambiental,ahora prestan servicio para irradiar agudas grabaciones de gritos de aves de rapiña, habitualmente depredadores de la paloma y sus polluelos: aguiluchos y cernícalos, entre otros.
Se supone que la palomas al escucharlos, se ponen el alerta y luego levantan el vuelo, procurando ponerse a salvo. Como los gritos se reproducen con relativa frecuencia, finalmente resuelven mudarse a un vecindario más tranquilo y seguro para ellas.
El método fue recogido de las experiencias de una delegación de marinos en visita a Ovalle, quienes señalaron que en los barcos de la Armada utilizan el grito de aves depredadoras marinas para correr a las gaviotas, que suelen acercarse a los barcos en gran cantidad, con los problemas que eso les significa para las embarcaciones.
¿Ha dado resultado el sistema en Ovalle?
Los comerciantes del sector dividen sus opiniones. Mientras uno asegura que desde que empezó a implementarse el sistema, la población de aves ha disminuido; otro en cambio asegura todo lo contrario.
“Las palomas ni pescan las grabaciones. Siguen muy tranquilas comiendo o paseando. No, no ha dado resultado”, agrega riendo.
¿Usted qué opina? ¿Ha disminuido la cantidad de palomas en la Plaza de Armas?