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Construcción de una sociedad plena

Pienso que hoy más que nunca debemos canalizar encuentros para poder llevar un mensaje de esperanza en la construcción de una sociedad plena.

Una sociedad donde se respetan los derechos, se garanticen las libertades, opiniones de todos y todas recogiendo las mejores para llegar a un consenso, respetando el derecho a la vida, los pueblos originarios, la libertad de culto, la salud, pensiones dignas donde nosotros como cristianos no podemos solo escuchar, sino ser actores en

llevar la Palabra que nos muestra el Evangelio que encauza la dignidad de toda persona, como Jesús la entregó a sus discípulos y discípulas.

En estos momentos siento que en nuestra vida, la mirada se ha puesto más bien en el desarrollo de ciertas actitudes que nos van desviando del verdadero mensaje que Dios ha establecido en toda nuestra historia, como su pueblo escogido. Y hemos dejado de lado las enseñanzas que Jesús nos dejó, a través de los Evangelios. Si confrontamos la vida que estamos llevando con estas enseñanzas cabría preguntarse ¿estoy siendo verdadero instrumento para que otros conozcan realmente el mensaje de Jesús? ¿Cómo vivo junto a otros el sentido de comunidad? ¿Me preocupo solo de mi bienestar?

Como poder lograr que en este mundo sea posible, la verdadera igualdad entre todos, preocupado del desarrollo del ser humano en su globalidad, logrando que todos tengan una educación, una alimentación adecuada, un techo donde cobijarse, respetando los derechos más básicos. Creo que se hace necesario dejar de lado nuestros miedos, nuestras comodidades, nuestros egoísmos, las exclusiones, las discriminaciones.

Hoy en día ser cristiano pareciera una quimera, un ideal, algo alejado de la realidad, pero es allí, en el medio del mundo donde debemos dar testimonio, debemos procurar crear espacios para que todos puedan desarrollarse en plenitud de igualdades.

La visión pesimista que se nos presenta en tanta noticia negativa; va creando en cada uno(a) cargas y esperanzas pesimistas de que logremos una mejor calidad de vida y un mundo mejor.

Soñemos que en verdad podemos disfrutar de una felicidad juntos a otros, en que nos tomemos las manos para avanzar hacia el encuentro definitivo con nuestro Padre Dios.

Hoy y no mañana es cuando tu esfuerzo, mi esfuerzo, el esfuerzo de todos nos da la seguridad de abrir espacios donde los niños, jóvenes y ancianos sientan que estamos en la construcción de un mundo más fraterno, colocando todos nuestros talentos al servicio de esta humanidad.

“Uno, de en medio de la gente, llamó a Jesús: Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo nuestra herencia. Él le contestó: Amigo, ¿quién me ha hecho juez o partidor de herencias entre ustedes?

Después les dijo: Eviten con gran cuidado toda clase de codicia, porque, aunque uno lo tenga todo, no son sus pertenencias las que le dan la vida.

Enseguida les propuso este ejemplo: Había un hombre rico al que sus tierras le habían producido mucho. Se decía a sí mismo: ¿Qué haré? Porque ya no tengo dónde guardar mis cosechas. Pero pensó: Ya sé lo que voy a hacer, echaré abajo mis graneros y construiré otros más grandes, para guardar mi trigo y mis reservas. Entonces yo conmigo hablaré: Alma mía, tienes muchas cosas almacenadas para muchos años, descansa, come, bebe, pásalo bien. Pero Dios le dijo: Tonto, está misma noche te reclaman tu alma, ¿quién se quedará con lo que amontonaste? Así pasa al que amontona para sí mismo en vez de trabajar por Dios.”

                                                                                                           Lucas 12, 13-21.

                                         Hugo Ramírez Cordova.

OvalleHoy.cl