En estos días se realizó un encuentro organizado por la Cámara Chilena de la Construcción y la Intendencia Regional, con la finalidad según el Sr. Eduardo Soto, de llamar a la comunidad a participar en pensar “la ciudad que queremos”.
Allí, los panelistas expresaron que es necesario establecer medidas integrales y coordinadas a modo de “hoja de ruta” y así construir una visión de ciudad, que el crecimiento demográfico futuro debería orientarse “hacia dentro” del área urbana y no “hacia afuera”, que se está avanzando hacia una cultura de la colaboración y complementación entre Coquimbo y La Serena entre otros deseos. Pero a esas “buenas” intenciones, se me vienen solo dos reflexiones; están pensando en construir en los cascos históricos de ambas ciudades edificios y será posible la integración, cuando el solo hecho que una joven postulante a reina, manifestará que tenía simpatía por el club de la ciudad vecina, tuvo múltiples inconvenientes.
Ante ello, vale la pena recordar que siempre las personas tienen una atracción especial para vivir e implantar muchas actividades humanas, se habla que más o menos un 30% de la población mundial vive en estos sectores costeros, generando en este espacio restringido, vulnerable y frágil, innumerables conflictos de todo tipo y ante el sostenido incremento de la presión antrópica, lleva a surgir graves amenazas de todo tipo.
Estamos de acuerdo que se deben implementar políticas de planificación territorial ya que, lo que vemos actualmente en la conurbación Coquimbo – La Serena es todo lo contrario donde se han ido perdiendo innumerables recursos naturales, pérdida de suelos agrícolas, fuerte concentración de población, saturación de los equipamientos e infraestructura, entre otros.
En cuanto a las posibilidades hay que descartar por ahora, ser Área Metropolitana debido a que todavía no sobrepasamos los 500 mil habitantes y eso nos permite resolver varias incógnitas, partiendo por una pregunta simple ¿estamos en condiciones de seguir incentivando la llegada de habitantes a la conurbación?, ya que, para recibir población, debe ser directamente proporcional a los recursos existentes y aquí tenemos un problema fundamental, que es el agua dulce, sabiendo que nuestra zona cada vez será más crítica, más la presencia de población flotante que sobre utilizan los recursos escasos de la zona y con esto nos alejamos de lo que se entiende hoy en día, como “calidad de vida”, que es lo que se ofrece para comprar vivienda en la conurbación.
Recordemos, que no solo debemos pensar en costo de la vida, seguridad o estabilidad política financiera, sino también, si tenemos una vida más feliz, más amena, más recreación, facilidades en el transporte público. Ojalá nos acerquemos alguna vez a ciudades, que son consideradas de gran calidad de vida, como: Viena, Zürich, Vancouver, Munich.
Octavio Álvarez Campos