“En mi opinión, la crisis climática es el desafío más grande que ha enfrentado esta civilización. Es la crisis más seria que hemos tenido, pero también tenemos una gran oportunidad” (Al Gore, Santiago de Chile, 2007). Por ello, hemos estado propiciando los conceptos de innovación, reconversión, eficiencia energética y productividad para esta región, en el entendido, (como lo explicábamos en el artículo; “Región de Coquimbo un llamado a la cordura”10/01/2016), de enfrentar el riesgo del cambio climático, por la preocupación de la reducción de materias primas y la pérdida entre otros, de la biodiversidad, suelos agrícolas y falta de agua.
Esto ha provocado el surgimiento de grupos organizados de ciudadanos preocupados de su sobrevivencia y la de sus descendientes en un ambiente sano, teniendo acceso a lo básico que sería; derecho a la alimentación y al agua, como mínimo. Pero se choca contra los grandes intereses y la desidia de las personas que se han creído el mensaje de quienes los representan, en el sentido de que: “me das el voto y yo te soluciono tus problemas”, por ende, cuesta mucho hacer ver la realidad que hoy enfrentamos.
La naturaleza debe ser inteligentemente bien explotada sin debilitarla, ya que, ella también tiene límites (recordemos que ha habido dos acuerdos a nivel mundial, Kioto y Río y no resultaron). Por ello, nos alegramos que en esta zona se fomente las energías renovables, pero por otro, nos preocupa que los suelos cultivables disminuyan drásticamente (en las últimas décadas estos suelos han disminuido por persona desde 0,45 a menos de 0,25 hectáreas a nivel mundial).
Debemos también fomentar el reducir el arsénico de las Aguas subterráneas, especialmente en las áreas rurales, aprovechando las experiencias de las zonas de Argentina (Salta, La Pampa, Córdoba, San Luis, Santa Fé, Mendoza, entre otras), en que allí, usan alrededor de 14 tecnologías para remover esta sustancia del agua, entre ellas; métodos de coagulación-floculación y ablandamiento con cal, intercambio iónico, alúmina activada y las fitotecnologías (uso de plantas acuáticas para la remoción de metales tóxicos del agua).
Un inconveniente que se nos avecina es por las faenas mineras, en que por la baja en el precio del cobre, algunos vaticinan que habría cierre de ellas, pero esto traería mayores problemas, ya que no se puede cerrar una faena por la baja del precio momentáneo, debido a que los problemas a futuro serían mayores. No significa que sobre tortas de ripio o tranques de relave, saldrá un verde pasto o lagos en los rajos o de destruir instalaciones que costó mucho construir. Lo que se debe evitar, son los impactos de aguas ácidas, polvo en suspensión, riesgos geotécnicos y otros, de allí que evitemos que se transformen en un pasivo ambiental. Solo demostrando que a través de análisis documentado y comprobado entre las reservas y recursos, que es inviable la operación, para así, recién aceptar el cierre con los resguardos claros y precisos.
La OCDE recomienda para Chile “acelerar el avance hacia el establecimiento de un sistema eficaz de ordenamiento territorial que sea capaz de incorporar los valores de la diversidad biológica”. De allí, que hacemos un llamado a asumir una tarea trascendental que permita integrar los intereses y proyecciones de todos, permitiendo impulsar un desarrollo sustentable de las actividades productivas.
Logrando así alcanzar un desarrollo sustentable; “aquellas acciones organizadas que en su conjunto contribuyan a la prosperidad y bienestar humano sin reducir las posibilidades de las futuras generaciones”.
OCTAVIO ÁLVAREZ CAMPOS
PROFESOR DE HISTORIA Y GEOGRAFIA
COQUIMBO