Una publicación nacional hace un análisis de las predicciones de la película Volver al Futuro que se habrían cumplido al llegar al 2015. Lo mismo se podrían preguntar los ovallinos por las predicciones efectuadas por el escritor David Perry Lanas con su novela futurista “Ovalle, el 21 de abril de 2031”.
En esta novela (una de las primeras de anticipación escritas en el país) el protagonista, gracias a un Fakir de oriente, al momento de celebrarse los 100 años de la ciudad en el año 1931, se remonta a un siglo después en la misma fecha. Y lleno de asombro pasea por la ciudad de 2031 y participa en las celebraciones de los 200 años de la moderna urbe.
¿Qué cosas imaginó entonces David Perry Lanas al momento de escribir su obra en 1931?
Por ejemplo una zona dedicada a la fruticultura y la presencia de dos grandes embalses – Recoleta y Cogotí, los que fueron inaugurados en 1934 y 1939 respectivamente. Pero además un tercer gran embalse (sin nombre) construido con una gran cortina en el sector de Puntilla, para recibir los remanentes de los ríos Grande y Huamalata, y cuyo lago se perdía de vista hacia el oriente. Es decir, una proyección de lo que posteriormente sería Paloma, aunque alrededor de quince kilómetros aguas abajo.
Al empezar su visita, desde la colina de Tuquí, el protagonista observa asombrado a sus pies una ciudad de calles anchas y bien pavimentadas (pues en eso estuvo equivocado), y de edificios de cemento de tres, cuatro y hasta cinco pisos reemplazando las antiguas edificaciones de adobes. Visita la Municipalidad , un inmueble de tres pisos, que tiene una terraza para que aterricen “aviones” de despegue vertical. En realidad la mayor parte de los edificios de la ciudad tienen esta especie de “helipuertos.
La ciudad se extendía entre La Silleta y el puente Los Cristi, y le llama la atención una Alameda poblada de hileras de árboles frondosos, con numerosos juegos de agua, estatuas que recuerdan a los padres de la patria, una pirámide conmemorativa de la fundación de la ciudad en el extremo norte, y una columna que recuerda la batalla de Socos y a don Patricio Ceballos. El río Limarí atraviesa la ciudad canalizado, dejando disponible terreno de sus márgenes para cultivos que suben hacia Potrerillos.
En su recorrido advierte también varias bibliotecas públicas, tres o cuatro teatros, y numerosas salas de cine en las poblaciones. Además innumerables piscinas y estadios. Uno de los actos principales de la celebración del bicentenario se hace en un remozado y magnífico Teatro Nacional .
Una novedad del ingenio del autor, todo el recorrido a la ciudad lo hace viajando de un lugar a otro por aceras móviles, como una cinta mecánica que en un costado de la calle circula en un sentido y en el otro en el sentido opuesto. El peatón , como si se tratara de una moderna escala mecánica, desciende al llegar al extremo de la cuadra y retoma la siguiente.
Asimismo le llama la atención la ausencia de postes y líneas aéreas, y que la transmisión de cables es a través de redes subterráneas.
¿Cuánto se ha cumplido de estas predicciones futuristas de don David Perry? No todas, pero hay que darle crédito que aún quedan 16 años para la fecha.
En lo que sí está muy lejos es en torno de la reflexión del protagonista al ver el sistema de gobierno de esa época: “Veía realizado el ideal tantas veces soñado, de una política inspirada en las virtudes que dan solidez y hacen la felicidad de los pueblos; la abnegación y el desinterés en los dirigentes, el cariño y la gratitud en los gobernados”.
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