Tratando de entender lo que nos sucede como país, en este nuevo mandato de doña Michele, a raíz de la desaceleración económica, baja de la inversión, confianza, el ahorro, inflación, mayor desempleo y disminución de la popularidad.
En este caso, aplicando “el otro modelo”, distinto al “modelo de Libre Mercado”, que la presidenta, desarrolló en su primer gobierno y que salvó con gran popularidad. El nuevo modelo no es otro que el manifestado en “el programa de la Nueva Mayoría” que tiene por objeto realizar un conjunto de reformas refundacionales recogidas de la calle, muy mal planeadas y realizadas a “matacaballo”. Aplicadas con soberbia y escaso dialogo, lo que ha provocado un clima convulso, de polarización política y desconfianza; es por la ausencia de certezas en qué resultará este nuevo intento refundacional. Los efectos adversos se comenzaron a manifestar desde la campaña presidencial, cuando la opción de la NM era la favorita, lo que se tradujo en la abrupta caída de la inversión que todavía no sé revierte. Luego, en gobierno, fruto de su aplicación atolondrada, vinieron las bajas en el consumo, empleo y la inflación pasando de ser un país líder a uno del montón. La economía no toca fondo, contrariando los pronósticos del ministro Arena que estaríamos a estas alturas saliendo de tocar fondo. La reforma a la educación, emblema de este gobierno, partió por el pie izquierdo. El ministro Eyzaguirre, reconoce que no conocía el tema, pero en el fondo dejó entrever que, pretende quitarle el piso a los colegios subvencionados y bajando de los patines para igualarlos a los de la educación publica que corren descalzos…de este modo se estaría nivelando hacia abajo; restando la libertad de elegir de los padres y su importante contribución en los procesos educativos. La misma receta socialista de no creer en los individuos que no piensan como ellos, insisten en experimentos una y otra vez fracasados; como también lo es, la nueva criatura que resurgió de las cenizas…el socialismo del siglo XXI. Brillante en el papel impreso, pero oscuro en la realidad diaria de quienes lo sufren.
El nuevo gobierno de Bachelet, a diferencia del primero y los restantes gobiernos de la Concertación, cree en más Estado, más en la calle, más en la propaganda y menos individuos que son el motor del desarrollo. Todo esto ha sumido al país en la desesperanza, la incerteza y la desconfianza para emprender. El ministro de Hacienda ha sido muy errático en sus sentencias y pronósticos; lo que no genera confianza, para la anunciada alianza pública-privada para retomar el crecimiento. Definitivamente, la economía en este clima adverso, no funciona. El individuo creador es reducido al libreto que otros escriben, pierde su libertad y siente que la dignidad de su vida escapa por entre los dictados de la burocracia. El rumbo impuesto no es el suyo. Se lo han quitado.
Tratando de responder a la pregunta: ¿Por qué en la cabecita de la presidenta se produjo este cambio tan marcado? Creo que no ha escuchado bien a su corazoncito, seguramente, con apreciaciones encontradas que no las manifiesta a la luz pública; como recuerdos de proyectos revolucionarios abortados, sus experiencias en la Republica Democrática Alemana, entre varios; junto a la intuición que ella tuvo respecto al Transantiago que no lo debería haber inaugurado en ese momento; igual que la reforma de educación debería haber partido por la calidad y el mejoramiento de la formación de los profesores y sus sueldos. Si lo hubiera efectuado de acuerdo a su perspicacia, otro gallo cantaría. Pienso que, en esos dos casos, su confuso raciocinio e indefinición, no la dejaron actuar para rectificar el rumbo. Su liderazgo quedo sepultado por sus dudas y vacilaciones, No fue capaz de correr el riesgo e imponerse. Sus asesores ganaron la partida y ella quedó con la responsabilidad de su fracaso en estos casos.
Partiendo por tan destacado don de la presidenta, justo es aceptar que, el carisma es un halo o aura que la reviste. Todo carisma es irracional, escapa al análisis lógico si conlleva emoción y racionalidad; constituye liderato que permite conducir con la sola fe de los seguidores. Pareciera se el caso de la presidenta, algo del aura ha sido borrado por la racionalidad que los fracasos como el Transantiago y la vaguedad de las reformas propuestas. Esto ha hecho nacer, en los chilenos, comenzar a abandonar el letargo en que la figura maternal de doña Michel pareciera habernos sumido. Es por la a suma de los perjuicios que sus planes amenazan con traernos menos progreso. Esto ha creado una fuerte resistencia en los gremios y los padres y apoderados que hoy — como ayer lo hicieron sus hijos— se organizan y salen en defensa de sus derechos y obligaciones. Los chilenos queremos pensar y desear por nuestra cuenta. No queremos que la autoridad nos imponga sus decisiones.
El carisma, en general, es innato, no es visible pero tiene efectos visibles; puede ser potenciado por los medios de comunicación, en lo cual los de izquierda son maestros para crear o potenciar a sus líderes carismáticos y hacer creer que ellos son los paladines de la justicia social y del progresismo cuando en la practica no es así. En el caso de la presidenta, su carisma, ha sido exaltado por los medios de comunicación, en especial por la TV; medio que puede también destruir a un líder. Con doña Michel se hizo creer a la audiencia, del término de las colas de los hospitales; en circunstancias que, solamente, cambió las colas físicas por las virtuales. Además, con la imagen de la ministra de defensa en lo alto de un tanque, emergió más potente su carisma; en este caso manifestado, no sólo en una fémina joven y bella, sino que pareció fuerte y potente para dirigir o liderar. Esto se hizo más poderoso aún, porque las féminas en el país estaban muy reprimidas por los machos; a pesar que la mujer chilena es, en el fondo, la jefa de la mayoría de los hogares, hace de padre y madre. La TV, en estos casos, produjo proximidad entre líderes y seguidores, especialmente, en aquellos que no entienden de política y no se informan por la prensa. En este caso, el carisma, actuó como un catalizador cultural, de pensamientos, valores e identidades comunes. El carisma pasa a ser un bien de mercado que se cultiva por expertos. Lo cultivan los políticos, muchos muy desprestigiados, porque sólo le interesa el poder y beneficiarse… muchas veces haciendo populismo puro que no aporta y siendo muy inconsecuentes entre lo que dicen y hacen.
Pero el líder no sólo necesita de carisma, requiere astucia, sagacidad, pragmatismo, inteligencia política, confianza en sí mismo, arrojo, sinceridad, entre varias características. Al final, los ciudadanos, perciben que no todo es miel sobre hojuelas, al ver tantos contrasentidos y que no hay consecuencia. Al ver como las colas de los hospitales siguen y la salud no mejora, a pesar de los aumentos de presupuestos; de que propician más Estado y no uno más eficiente y menos corrupto; que los nuevos impuestos también grava, los más pobres y la clase media, a pesar que decían lo contrario; la economía decae y el desempleo aumenta, generando indignidad y mayor desigualdad; que la educación pública es más deficiente y los profesores son muy mal pagados, pero, ellos viven en el barrio alto, van a clínicas privadas, sus hijos ingresan a colegios pagados que gozan de prestigio, excelencia y convenientes relaciones. Viven en la burbuja de la cota mil. Lo anterior no lo saben los cada vez más escasos votantes, que siguen creyendo en ellos. La mayoría de los votantes, los que saben de estas contradicciones, no concurren a las urnas. Han perdido la fe lo que es malo.
Haciendo una parodia, al final, Nueva Mayoría, tomó como salvadora a la líder carismática, porque a cualquier precio querían retomar el poder. Aprovechando la popularidad ganada en su primer gobierno, administró los silencios, reunió a moros y cristianos, de sensibilidades e ideologías muy diversas y encontradas para realizar un programa consensuado común. Se comprometió a realizar transformaciones profundas, tomando las consignas de la calle como propias, pero sin medir consecuencias y posibilidades reales de cumplimiento con éxito; especialmente, sin consensuarlas con la oposición muy disminuida y magullada. Pareciera que a este programa de NM, le hubiera aplicado todos los ingredientes necesarios para desacelerar la economía con todos los efectos adversos comentados. Es como si a un barman, el equivalente a la líder carismática, sus colaboradores, le hubieran cambiado los ingredientes para el bebestible, en este caso, la cola de mono. En vez de pasarle leche de vaca, le hubieran pasado “leche de magnesia”, provocando enseguida la indigestión de los comensales.
¡Que tengamos una feliz navidad y un mejor año nuevo! Que la concordia y la razón vuelva “entre moros y cristianos”… entre todos los chilenos… A nadie le conviene que al gobierno le vaya mal!!!. Tendríamos que ser muy “mala leche” para desear esto. ¡Brindemos por estas fiestas con un vino espumante o con pisco mejor!!!
Rodrigo Carmona Castex
Ovalle, 23 de diciembre 2015