Que los dioses siempre fueron (han sido) altaneros, soberbios, engreídos, no cabe duda. Que se ensañaron más veces de lo aceptable con el ser humano y lo humillaron, le castigaron , jugaron a al cachipún con su destino y de tanto en tanto, por estos caprichos de los dioses, al ser humano común y corriente le llovían plagas, les aniquilaban diluvios, les partían rayos, les sepultaban erupciones volcánicas, maremotos, hasta más de alguien sufrió mutaciones demoniacas como Minos o destinos infaustos como Edipo. Basta leer La Odisea, La Iliada, La Biblia, Gilgamesh, Popol Vuh, etc. Y siempre los dioses se superaron así mismos.
Ahora bien, su mirada hacia el ser humano común y corriente, hacia las personas de trabajo, siempre se establece desde las alturas. De vez en cuando bajaban a la Tierra, seguramente para cometer algún acto ilícito, o para buscar votos cuando su popularidad bajaba pero, por lo general, miraban desde su alto poder, un mundo aparte que nada tenía que ver con la realidad de los seres humanos: el Olimpo con sus habitaciones de cristal, desde le Valhalla y sus 540 puertas o en Los Siete Cielos en el judaísmo y el Islam o el Amer oriental. Así , desde sus tronos de poder y lujos, su mirada hacia nosotros, después de habernos “creado”, era de vana misericordia y denostación constante.
Aquí, nuestros endiosados juegan a ser dioses desde sus sitiales de poder y lujos. Viven también en un mundo aparte y a veces, solo a veces, bajan a nuestra altura y se dan cuenta que no tiene la más mínima idea de lo que es la vida aquí abajo: Un endiosado ministro de educación que jamás ha hecho clases, cuya realidad educativa conocida es el colegio de sus hijas, de 400 mil pesos por mensualidad, ( de pasada, un Ministerio de Educación que se esfuerza por agobiar a equipos directivos y docentes en un tiempo donde debió ser flexible y actuó como si nada hubiese pasado); un endiosado director de Servicio Nacional de Agricultura que dice que los trabajadores son flojos y que no van a trabajar para recibir bonos; un endiosado presidente de la CPC que culpa a los inmigrantes por el bajo crecimiento y desarrollo; endiosados diputados/as y senadores/as que ganan 33 sueldos mínimos, los/as mejores pagados/as de la OCDE que no conocen ni una feria libre ni saben cuánto cuesta el kilo de pan; endiosados parlamentarios que , una vez más, jugarán con el destino de las personas comunes y corrientes gracias al modelo de elección de constituyentes donde ganarán sus propios partidos políticos (aquí tampoco ganará quien tenga más votos) ; ahora , una endiosada Presidenta de las AFP que cree que debemos trabajar hasta los 100 años, que pone como ejemplo a expresidentes que reciben un sueldo de “jubilación” de cinco millones líquidos ( dos millones por salud y AFP, ¡ja!). Y esa es la realidad que al parecer ella cree que es la de todos.
Así viven desde las alturas. Así ha sido la historia siempre y dudo, con fundamento empírico, que llegue a cambiar, porque es un ciclo interminable – “Elecciones” le llamamos a ese ciclo -, salen unos endiosadoos y entran otros /as que , podrán tener muy buenas intenciones, pero en la altura del Olimpo se obnubilarán con los habitaciones de cristal y los asientos de oro, con los millones de sueldo se van a marear, se van a apunar y de seguro, hasta les dará amnesia. Incluso aquel/lla que quemó y saqueó en nombre de la igualdad y que quizás hoy sea candidato a algo , si es elegido/a, también se olvidará de todo aquello por lo que dijo luchar.
Al menos los dioses mueren por la falta de fe. Mientras los Endiosados se multiplican tras cada elección (sobre todo parlamentaria y presidencia) . habrá epidemia de Mal de Altura, de soroche, de hipoxia.
K.A.I.