Profesional ovallino, tras la votación que aprobó el proyecto minero Dominga por el Gobierno, propone un puerto que no tendría efectos devastadores en el Medio Ambiente.
Quiero pronunciarme sobre el proyecto minero Dominga, ubicado en la comuna de la Higuera región de Coquimbo.
Estoy de acuerdo con la inversión y con los proyectos mineros. Aunque sí tengo muchos reparos a la legislación vigente sobre dicha actividad. La actividad minera es el rubro que más aporta a la economía nacional. También es unos de los que más da empleo e invierte en medio ambiente, aunque no es suficiente. Por otro lado beneficia a gran parte de la comunidades aledañas al generar empleos y servicios, aportando a los municipios y finalmente a la región que los acoge.
También es cierto que su impacto en el medio ambiente y por ende en las comunidades, es negativo en muchas formas, cómo contaminación de agua, suelo, aire, destrucción de ecosistemas, uso de agua en desmedro de las comunidades, etc.
El proyecto Dominga, si bien es un aporte económico y social para las personas de la comuna necesario para el desarrollo de ésta. El impacto ambiental que generará en el ecosistema marino de la reserva Humbolt es altísima, poniendo en riesgo aparte de dicho ecosistema, la actividad económica que genera éste, a las comunidades que dependen y explotan los recursos renovables.
¿Cómo entonces compatibilizamos ambas actividades?
Creo que la respuesta no es difícil en este caso. El gran escollo del proyecto es la exportación del mineral y propone crear un puerto al sur de la reserva. El impacto que generaré dicho puerto, aunque se tomen todas las medidas ambientales posibles, va afectar negativamente al ecosistema de la reserva, en el archipiélago de Humbolt, la que es utilizada por ballenas y delfines como zona de descanso, de cría, etcétera, compartiendo con otras especies que se reproducen como pingüinos, lobos de mar, cormoranes, albatros y una gran gama de peces, crustáceos y moluscos.
Al recalar los buques de carga, éstos necesariamente tienen que eliminar el agua de lastre. Estas aguas provienen del mar del país de origen del barco y se elimina directamente en el puerto receptor sin tratamiento previo, por lo que existe una gran posibilidad que alberguen organismos marinos exóticos que tengan el potencial para establecerse, colonizar este nuevo ecosistema como una especie invasora. Ejemplos hay varios como el alga asiática que en este momento invade, con secuelas catastróficas, las costas del mar Mediterráneo occidental. El choque de estas grandes embarcaciones con las ballenas, así como la perturbación sonora por los motores de los barcos, afectan comunicación de cetáceos y delfines.
Pero no podemos tampoco dejar sin desarrollo a las personas de la comuna, también eso es negativo para la sociedad. Creo que la solución es simple, para compatibilizar desarrollo económico y Medio Ambiente y es que el material de la faena minera salga a través del puerto de Guayacán, en Coquimbo.
Pero, ¿cómo se transporta material al puerto? ¿Con camiones? No. Poco rentable y alto costo ambiental por la huella de carbono; alto costo social por el uso excesivo de la Ruta 5 Norte y el paso de éstos por las ciudades de La Serena y Coquimbo.
La solución está en la punta de la nariz. En vez de invertir en un nuevo puerto desechable, se debería utilizar en la construcción de una línea férrea que transporte el mineral del yacimiento y se enlace con la linea férrea de Minerales del Pacífico, que está actualmente en uso, mejorando las instalaciones del puerto de Guayacán.
Tendría un impacto ambiental más bajo. Si bien la línea ferrea y el puerto es manejado por privados, Dominga también es una iniciativa privada y el Estado, desde mi particular perspectiva, debería facilitar las negociaciones para que puedan establecer la fórmula de trabajo.
Porque es deber del Estado velar por el desarrollo sustentable del país, teniendo la facultad de disponer de las infraestructuras del territorio, respetando los contratos, la Ley y las condiciones de licitación de las infraestructuras de la república.
PD: Hay que invertir en líneas férreas, plantas desaladoras. Generar planes de ordenamiento territorial para todo Chile. Crear zonas de sacrificio ambiental en lugares de bajo valor ambiental y social. Crear más zonas de protección ambiental, mejorar la gestión del manejo del agua.
La agroindustria debe entrar en la legislación de proyectos que para ser aprobado, deben presentar una declaración de impacto o estudio ambiental.
Invertir mas aún en el desarrollo de energías renovables. Seria fabuloso que las casas sociales, aparte de calefon, en sus techos tengan paneles solares para la generación de energía domiciliaria. El excedente lo podrían vender al sistema interconectado central de electricidad, de paso ahorrando gas, aportando a la generación de energía limpia y teniendo un ingreso adicional para estás familias.
¿No sería más justo?
Paulo Cruz Cortés
Arquitecto del Paisaje