Don Poncio

A  gran parte gobernadores provinciales del siglo pasado de Chile nadie los recuerda, salvo historiadores y estudiosos y sólo para marcar algún punto en  nuestro pasado reciente.

En el Limarí, los gobernadores que más recuerdo personalmente son don Jorge Misleh; don Omar Elorza; doña Laura Pizarro o la doctora Susana Verdugo, entre otros.

Probablemente usted tiene en mente otros que no están en mis apuntes y lo felicito y respeto por su mejor memoria.

Imagínese porque tenemos que recordar un gobernador, poco jugado y débil, que gobernó la seca provincia de Judea hace más de dos mil años.

Usted ya advierte que  me refiero a don Poncio Pilato. Es verdad, se nos avecina prontamente la semana santa y sus ritos. Este domingo pasado en la Plaza principal de Ovalle, hubo una ceremonia de ramos; con participación de muchos vecinos y niños. ¿Cómo puede ser que por acá, en el norte verde chileno con una lejanía de miles de kilómetros aun recordemos al más pusilánime de los gobernadores de esos años? 

Así es la historia, nuestra cultura y la religión. Recordamos cada vez a Pilato eludiendo una resolución para decidir lavarse las manos, mientras exclamaba, según la versión de Mateo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis”, dejando bien claro que él no se hacía responsable de la muerte de Jesús.

Este  “hombrecito”, tras la muerte de Jesús se puso muy abusivo, arbitrario y brutal con los habitantes de esa provincia; a tal extremo que una delegación judía pidió audiencia al propio Tiberio, para que el emperador lo eliminara o destituyera.

Así las cosas  el anciano emperador Tiberio «lo mandó de un ala” de regresó a Roma. La suerte para don Poncio Pilato estaba echada. A pesar de la  muerte del anciano emperador no pudo contar zafar y sin contar con el apoyo de su sucesor – Calígula –  quien lo mandó al exilio a la Galia, donde acabó sus días suicidándose.-

Es nuestra historia y la religión que cada semana santa nos  obliga a recordar el nombre de este gobernador, que  a mi modo de ver no merece recuerdo alguno.

SERGIO PERALTA

OvalleHoy.cl