La iniciativa va en beneficio de la comunidad educativa y de los acuicultores de pequeña escala del balneario.
Un modelo virtuoso que permite beneficiar al centro tecnológico, a los estudiantes de un liceo técnico y a los acuicultores de pequeña escala, se puso en marcha en Tongoy, transformándose en un ejemplo de innovación social. El proyecto se diseñó para tener triple impacto: social, ambiental y económico.
La iniciativa surge como propuesta de solución al problema de los acuicultores de la zona: la escasez de semillas de ostión del norte. Para generar ese abastecimiento, se planteó un modelo para transferir larvas desde un Centro Acuícola en Tongoy al Liceo Técnico Carmen Rodríguez, de modo que sus alumnos realicen los procesos de fijación larval y pre engorde de las semillas, generando a su vez el alimento de microalgas en el laboratorio del establecimiento.
Así, los estudiantes se capacitan en estas técnicas, ampliando sus posibilidades laborales y expectativas de calidad de vida. Además, también pueden hacer prácticas, beneficiando a las tres partes involucradas en el proyecto.
Al respecto, el Director Regional de Corfo, Gregorio Rodríguez, declaró que, «Este proyecto nace para hacerse cargo de las problemáticas medioambientales y productivas que afectan al territorio a la comunidad y muy especialmente a los estudiantes quienes han tenido la posibilidad de aprender y perfeccionarse en acuicultura con el uso de mejores tecnologías y conocimientos frescos aplicados a su actividad».
Por su parte, Óscar Leiva, docente a cargo del proyecto en el liceo, enfatiza el componente ambiental de la iniciativa, que va en línea -según afirma- con la preocupación que tiene el sector ostionero “por mantener limpia la bahía y evitar cualquier posible contaminación”. Explica que “el hatchery del liceo cumple con todas las normas ambientales. Tratamos el agua para sacarla de la bahía y llevarla al laboratorio, y después tenemos que volver a purificarla con decantadores y luz ultravioleta para devolverla al mar”.
“Es bastante interesante trabajar aquí. Yo llegué hace un año y ya se nos preparaba y motivaba a optar por el área técnica y esta es una oportunidad para conocer cómo trabajar y aprender de manera autónoma, sobre todo en etapas en las que se practica el cultivo de larvas y ostiones. Por eso, me gustaría especializarme en el área de microalgas, trabajando en un futuro como biólogo marino», señaló Daniel Machuca, estudiante del 3°A del Liceo Marítimo Carmen Rodríguez.
Valor compartido
Ignacio Valdés, director alterno del proyecto, destaca los tres impactos principales de esta iniciativa: “Permite formar capital humano joven, especializado en acuicultura y vinculado a la actividad, lo que mejora la calidad de la enseñanza técnica en el Liceo Carmen Rodríguez; atiende la demanda de semillas de ostiones para acuicultores de pequeña escala, a través de una producción en sistema controlado, y fomenta la industria acuícola de manera colaborativa entre actores locales de la bahía de Tongoy”.
La creación de valor compartido se vuelve una realidad en proyectos de este tipo, según comenta Carolina Oliú, coordinadora de Transferencia y Negocios, destacando que se trata de un concepto que “ha venido tomando fuerza en los últimos 30 años, como parte de un modelo de triple hélice o tripartito (Estado, empresa y comunidad). Su idea principal es buscar estrategias que permitan alcanzar rentabilidad empresarial, pero al mismo tiempo favoreciendo el bienestar y calidad de vida de la comunidad”.
Carolina Oliú explica que “hemos implementado una forma de trabajo, que busca fomentar la cultura de la innovación como eje principal de nuestro día a día. Se trata de cambiar percepciones y estructuras adquiridas, en beneficio de impulsar un crecimiento a nivel empresarial, económico y social”.
El proyecto es impulsado por AquaPacífico y apoyado por Corfo.
Por Equipo OvalleHOY.cl