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El difícil momento del “Gancho” Darío

Mientras esperaba atención en la sala del SAPU del Consultorio Marcos Macuada hizo su ingreso Darío Ramos, el “Gancho” Darío, uno de los personajes más característicos de nuestra ciudad.

Ex carabinero, ex árbitro, amigo de todo el mundo, servicial como pocos, a quien se le solía encontrar en los lugares más inesperados haciendo una paleteada a algún amigo. “Gancho, ¿me puedes ir a pagar esta cuenta al banco?”, le piden y ahí estaba el “Gancho” haciendo una hora la fila para regresar donde su mandante con el cambio y la respectiva boleta demostrando que el encargo fue cumplido a satisfacción.

–    ¿Y, don Mario, como está la pierna? – pregunta sentándose a mi lado con la muleta.

¿Porqué no me extraña que él sepa que me mordió un perro? Es que él sabe de todo un poco, y es capaz de comentar en los minutos siguientes de la prisión preventiva del Senador Orphis, del partido de Chile con México el sábado, del Provincial Ovalle, hasta de las elecciones primarias del domingo en Ovalle.

Es que él quiere ir a cumplir con su deber cívico, pero lo aproblema el pie malo. Me cuenta que es militante de un partido político, aunque se lamenta que ahí cada uno tira para su lado y hay poca unión. Poca amistad, dice.

Porque para el “Gancho” la amistad es importante.

Ahora está aproblemado porque hace unos meses la diabetes le jugó una mala pasada y le debieron ser amputados dos dedos de su pie derecho, y en las últimas semanas tiene que venir día por medio hasta el Consultorio para las curaciones. “Pero aquí me han tratado muy bien. Hasta una señorita enfermera ha conseguido que me vayan a dejar a la casa”, me cuenta.

Afirma que en estos momentos de apuro lo ha ayudado la pensión asistencial que le dio el gobierno y unos ahorritos que tenía por ahí desde hace bastante tiempo. Y también se mostró agradecido de un equipo de futbol amateur que hizo una “vaca” entre jugadores y socios para reunirle  35 luquitas que le han servido de mucho.

–    Son los amigos don Mario. Cuando uno cae a la cárcel o al hospital ahí se ven los amigos. Los verdaderos amigos.

Seguimos conversando de diversas cosas. Me cuenta de sus amigos de las radios, y le preocupa que no lo hayan llamado de la radio Caramelo, donde tiene buenos amigos.

–    Debe ser por la foto que te tomaste el otro día con el Carlos Ramos de la Carnaval poh Gancho. Se pusieron celosos – le digo bromeando, y se ríe.

Cuando me llaman , nos despedimos con un apretón de mano. Y ahí se queda entre los que esperan su turno para luego volver a la casa en la población Esperanza, donde vive con una hermana. Alguna vez tuvo una familia, pero eso fue hace mucho tiempo, dice con tristeza.

Tal vez un día de estos nos encontramos de nuevo en la calle, y nos detengamos unos minutos a conversar de esto y del otro. Él siempre está muy bien informado.

– Perdone usted don Mario – me dirá luego con esa voz suya tan característica – pero tengo que ir a hacerle un favor a un amigo que me pidió que le pagara la luz.

Y se alejará calle arriba.

M.B.I.

OvalleHoy.cl