Así le decimos a septiembre. Oficialmente la primavera comienza en Chile el 23 de este mes. Pero los que nacimos en esta tierra angosta sabemos que no es así. Entre la cordillera y el mar la primavera se deja caer un poco antes. A principios de septiembre ya empiezan a florecer los campos. Se hace la luz, y el sol nos comienza a mirar de reojo y cae limpio, de lado sobre la ciudad, las montañas y los árboles. Empezamos a olvidarnos de los fríos de agosto, florecen las flores y también la gente. Y vamos despertando del invierno para caer en nuestra fiesta más grande, el 18. La fecha donde celebramos el grito independentista.
Ahí la tierra de Mistral, Neruda y Nicanor vuelve a ser poesía. Los cantores cantan con más ganas y la fiesta se desata entre asados, empanadas, cumbias, cuecas y corridos. Si hasta los patrones (sólo los más buena onda, hay que aclarar) se rajan con un aguinaldo a sus trabajadores. Y la cosa no para, la gente se junta con la gente que quiere y entre piscolas, chicha y vino caen los brindis por los benditos encuentros. Por nuestra fiesta mas nuestra. Por nuestro particular carnaval tricolor.
A pesar de la mancha de sangre del 11, de la pena con que recordamos ese día maldito, septiembre es mi mes favorito, es el mes de las flores, de los colores, de las guirnaldas. El frío pasa, y brota otra vez el Chile de la infancia, el de los abrazos, el de los saluses, el de los amigos, el de la familia. Volvemos a compartir la patria en serio, la de los encuentros, la patria de verdad.
Ignacio González Mas
Periodista, Bachiller y Licenciado en Comunicación Social
Pontificia Universidad Católica de Chile