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El triste fin de la palmerita que quería vivir

28 - 10 - 14 PALMERA 2A mediados del mes de abril nuestro colaborador Pedro Vargas en un artículo titulado  “La Palmera que quiere vivir”, se refirió  a una pequeña Palmera que había ido ido creciendo de manera dificultosa entre el muro de un edificio y las baldosas del paseo peatonal, entre Arauco y Miguel Aguirre.

“Ahí está ella. Pasando inadvertida para la mayoría de nosotros. Luchando cada día contra la jungla de cemento. Tratando de hacer el menos ruido posible por las noches para no ser destruida. Y esperando cada amanecer para volver a sonreír”, decíaVargas.

Y esta sencilla y conmovedora historia también fue recibida con emoción e interés por los lectores de OvalleHOY que , alertados por ella, quisieron conocerla en persona, y que dio inicio en nuestro Facebook a una especie de “campaña” para rescatarla.

“Yo la vi, increíble donde salió”. “Simplemente genial”, opinó por ejemplo Carlos Narea Urrutia.

La mayoría solicitaba que el  municipio hiciera los esfuerzos para rescatarla para trasplantarla a otro lugar de la ciudad. Incluso un lector proponía (“como símbolo de fortaleza, y perseverancia”)  sacarla para replantarla en la Plaza, frente a la Parroquia San Vicente Ferrer donde hace unos años fue cortado un árbol y nunca repuesto.  Otros se ofrecían a replantarla en un espacio de su casa.

Ninguno de estos llamados o argumentos conmovió al Municipio y al mediodía de hoy un trabajador de esa entidad, provisto de un carro basurero, tijeras y otras herramientas, en menos que canta un gallo procedió a podar sus hojas, luego cortar su tronco, para finalmente arrojarlos en el carro.

Y ahí quedó para el recuerdo la historia de la palmerita que durante meses se empeñó en sobrevivir día a día. Quizás, después de todo, esa sea la historia de la humanidad, que día a día se esfuerza en sobrevivir, hasta que aparece un fulano con una tijera… ¡y chao nomás!.

Recordemos a Pezoa Veliz

«Una paletada le echó el panteonero;

luego lió un cigarro, se caló el sombrero

y emprendió la vuelta. Tras la paletada,

nadie dijo nada, nadie dijo nada».

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Así era la palmerita que quería vivir.
OvalleHoy.cl