Por casi 40 años el hombre se ha mantenido en un oficio ya casi extinto.
Corría el año 1981, la Municipalidad de Ovalle redujo su personal y despidió a muchos de sus trabajadores. Entre ellos Víctor Hugo Robles Castro que en aquel entonces tenía 40 años.
Con 6 hijos debía encontrar cómo mantener a su familia y decidió tomar un oficio de gran esfuerzo: el de lustrín. Comenzó a lustrar botas a cambio de dinero y así se ha mantenido durante 38 años.
El esfuerzo del hombre y las ganas de ayudar a su familia lo impulsaron a tomar otro empleo hace 18 años. Cuida una escuela durante las noches.
Víctor Robles tiene 78 años y es el único hombre que ejerce el oficio de lustrín en Ovalle. Cuenta con una leal clientela. Personajes como Ricardo Lagos y el «Chita» Cruz alguna vez le dieron brillo a sus zapatos con el trabajo de Víctor.
A su edad son pocos los que se mantienen como él. Goza de impecable salud y un sentido del humor tan rápido como las cepilladas que le da a los zapatos
“Acá llegan muchos viejos a conversar. Se juntan acá los compadres y se quedan harto rato. Es porque las esposas los mandan a hacer aseo o regar el patio y como no hacen caso, les dicen anda a molestar al lustrín de la plaza por último” y llegan para acá” una risa generalizada se genera en el lugar todos los días.
Víctor se mantiene incansable en sus dos trabajos “para ayudar a mi familia” dice. Y es que además de tener 6 hijos, estos le han hecho abuelo de 20 y bisabuelo de 14 más. Es por ellos el esfuerzo.
Una leyenda viva de la Plaza de Armas, un hombre histórico y un personaje dispuesto a entregar su inquebrantable alegría. No pasan 5 minutos sin que se repitan los chistes entre los compipas. Esos chistes crueles de amigotes de antaño, pícaros y rápidos. Lustrar los zapatos es más que un trámite, para algunos es casi una terapia de la risa y la camaradería entre caballeros.
Por: Ignacio Zuleta Pereira.
Periodista.