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En el pellejo del Presidente

No es fácil, me imagino, cumplir en forma exitosa las múltiples tareas, actividades, obligaciones y tantas otras del presidente Piñera.

Lo que es peor, muchas veces, incomprendido y, por qué no decirlo, no pocas veces atacado por sus propios compañeros de ruta. En el reciente Te Deum evangélico, no faltaron aquellos que ayer lo aplaudían, vitoreaban y quizás lo respaldaron con su voto, pero ahora  gritaban: “Piñera traidor” por el apoyo de la Moneda a la Ley de Identidad de Género.

A veces, sus propios ayudantes o aliados, se les ocurre cuestiones más bien ridículas y que terminan por afectar de una u otra manera  la administración de sus “Tiempos Mejores”. Es el caso de las naranjas artificiales para impresionar a una visita española.

También conspira la propia personalidad del mandatario por su facilidad para meterse en problemas por sus dichos y actitudes lo que obliga a sus subalternos a realizar ingentes esfuerzos para explicar lo inexplicable. Recuerda el momento en que procede a cortar un mechón de cabellos de la Intendenta Karla Rubilar: ¿Gracioso, chistoso o, lisa y llanamente, desubicado?

También es, a todas luces, proclive a improvisar. Hace poco viajó a Lota y en su discurso dijo: “también yo recuerdo que cuando niño leíamos a Eusebio Lillo, las dramáticas historias del carbón”, confundiendo al escritor lotino Baldomero Lillo con el autor del himno nacional.

No ha faltado el desafortunado desliz lingüístico presidencial que deja mucho que desear y que tiene repercusiones graves que pueden incluso ofender a muchos.

En vísperas del Día del Joven Combatiente, Piñera pronunció una desafortunada frase: «Los padres, familiares y amigos de los hermanos Vergara Toledo tienen todo el derecho a ‘celebrar’… o recordar su muerte».

El desliz lingüístico es similar a otro, ocurrido tras la muerte de Mónica Madariaga: «me ‘alegro’ que esté descansando en paz…».

Mención aparte es el caso de los vocablos para la WIKIÑERA: “…y por el marepoto que sacudió nuestras costas», fue la expresión que sirvió para que los cibernautas se dieran un festín. En otra ocasión: “… llamó a la calma y ratificó la «alerta de tusunami’.

En fin, insisto en que todas sus actividades y obligaciones pueden influir para que cometa tales errores.

No olvidemos la preocupación por sus inversiones de millones y millones, en especial aquellos dolarcillos en lugares que facilitan la evasión de impuestos o la tributación blanda, según aseguran algunos malintencionados diarios. Considere que, según la revista FORBES, la fortuna de Piñera alcanza los 2.800 millones de dólares y figura en el cuarto lugar entre las fortunas chilenas. Es como para estar preocupado, no le parece?

Por todo lo anterior, piense, seamos empáticos y antes de criticar a nuestro compañero presidente Piñera, póngase en sus zapatos…

Iván R. Antícevic B.

Profesor

                                                                                                                                                                                Profesor

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