En la edición de ayer informábamos de lo ocurrido con dos bolardos (topes de fierro) ubicados en la esquina de las calles Vicuña Mackenna y Miguel Aguirre que en las horas previas habían sido sacados de su eje, supuestamente, por un vehículo desconocido.
Las teorías son, un conductor pasado de copas que dio mal la vuelta en la esquina o que el conductor de un camión que, al ingresar a la plaza a dejar estructuras para una feria artesanal, en una mala maniobra los habría pasado a llevar causando el estropicio.
Lo cierto es que a las pocas horas de publicada la información una cuadrilla del Departamento del Servicios Generales del Municipio llegó al lugar para volver a instalarlos, fijados con cemento, para luego darles una mano de pintura.
Y aquí no ha pasado nada!.
Bien por la rápida reacción.
