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¿Estamos construyendo el Reino de Dios, en nuestra vida y en la de los demás?

Pilato volvió a entrar al tribunal, llamó a Jesús y le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos?

Jesús le contestó: ¿Viene de ti esta pregunta o repites lo que otros te han dicho de mí?. Pilato contestó: ¿Soy judío yo? Tu pueblo y los jefes de los sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?

Jesús contestó: Mi realeza no procede de este mundo; si fuera rey como los de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reinado no es de acá.

Pilato le preguntó: Entonces, ¿tú eres rey?.

Jesús contestó: Tú lo has dicho: Yo soy Rey. Para esto nací, para esto vine al mundo, para ser testigo de la Verdad. Todo hombre que está de parte de la verdad, escucha mi voz.

                                                                                                                        Juan 18, 33-37.

El tema Cristo Rey es una de las tradiciones más desconcertantes en la tradición bíblica y cristiana. Cristo es Rey, pero reina desde la cruz.

Jesús reina radicalmente desde el no poder, se identifica con el pobre, con el siervo sufriente, con el niño, como símbolo de quien no tiene poder. Toda la vida de Jesús es una negación radical de la monarquía, como estructura de poder.

Pilatos pregunta directamente a Jesús si él es Rey. Jesús responde: Mi reino no es de este mundo. Es la mejor síntesis del sentido de la realeza de Jesús, en el Apocalipsis Jesús es llamado “Rey de Reyes y Señor de Señores”, pero Jesús reina como cordero degollado, con la fuerza de su palabra nunca aparece ejerciendo el poder político, el poder monárquico, el poder de dominación.

Jesús es Rey porque predica e inagura el Reino de Dios. En tiempos de Jesús había muchas concepciones de Reino de Dios. Los grupos nacionalistas identificaban el Reino de Dios con la restauración de la monarquía davídica, lo que significaba un enfrentamiento violento con los romanos. Jesús no asume nunca esta posición. Los sacerdotes identificaban el Reino con la restauración del templo. Jesús deslegitimó el templo como cueva de bandidos y como casa de mercado y lo sustituyó por el templo de su cuerpo. Los fariseos finalmente identificaban el Reino con le imperio de la ley, el Mesías enseñaría a todo el pueblo a cumplir perfectamente la ley y así construiría el Reino de Dios. Claramente esta no es la posición de Jesús, que transgredió continuamente la ley para ponerla al servicio de la vida humana. Jesús identificó positivamente el Reino de Dios con la vida del pueblo pobre, sufriente y oprimido. Jesús es Rey porque sana a los enfermos y da vida a los muertos. “Jesús es Rey, porque ha venido a traer vida y vida en abundancia”. (Jn. 10, 10)

Cuales son los reinos  que hemos ido fabricando en nuestra vida hoy en día, que desvirtúan toda la enseñanza que Jesús nos dejó. Los reinos de este mundo no son simplemente el ámbito de la política, el de los negocios y las relaciones económicas sino que son todas aquellas formas de relación entre las personas y los grupos humanos que, edificándose desde las diversas formas y expresiones de la ley de la selva, distorsionan la verdad de lo que somos y de lo que nuestro mundo está llamado a ser.

En el reinado de la verdad que proclama Jesucristo, esta no queda unida simplemente a un conjunto de ideas, de hechos demostrables y proposiciones verdaderas, sino que la verdad; la verdad de Dios acerca de Él y todo lo humano se manifiesta en una relación viva a la persona de Jesucristo.

¿Jesús reina en mi vida?

¿Cómo hacemos posible este reino, que Dios nos regala en su Hijo Jesucristo?

¿Estamos construyendo el Reino de Dios, en nuestra vida y en la de los demás?

Hugo Ramírez Cordova.

OvalleHoy.cl