Como cada año el sábado iré con alguna de mis nietas hasta las oficinas del Banco de Chile a hacer un aporte a la Teletón.
Este año la meta de recaudación fue fijada en poco más de $32 mil 500 millones, dinero que ayudará al funcionamiento de 14 institutos de rehabilitación para menores con capacidades diferentes que administra la fundación Teletón cuenta con. Se estima que son cerca de 100 mil los pacientes y sus familias que han sido atendidos en estos centros.
Y voy a ir, con mi familia, porque sé que este pequeño aporte, sumado al de otros miles, ayudarán a sostener esta obra y que algún niño, en algún rincón del país pueda superar su condición. O al menos ayudarle a mejorar su calidad de vida y darle un futuro cuando ya no tenga el apoyo de su familia.
Acojo el comentario que hace Ulises Andrés Moraga Alvarez, en un foro de opinión en un diario nacional: “ Creo que en actos como este… nos hace una mejor sociedad, donde empecemos a valorar lo que tenemos en comparación a muchas familias que luchan día a día. Encuentro que donar, enseñar a nuestros niños a donar para otros, a ponernos en el lugar de otros. Entiendo que muchas veces la forma de mostrar las historias son un poco crudas pero es la realidad. Con respecto a las empresas que participan en la campaña publicitaria, no le daría importancia (si bien entiendo que las empresas ganan mucho dinero con esta campaña) ya que ese no es el fin. Espero que esta obra no se pierda, y al que no le gusta simplemente que no haga comentario ya que hay niños de por medio y son ellos los que se ven perjudicados”.
En lo personal no me importa si Don Francisco, como de manera majadera se insinúa, obtiene un beneficio de todo esto (que, en mi opinión bien merecido lo tendría); tampoco me importa si las empresas que apoyan la campaña y hacen aportes económicos de manera rimbombante (como lo han descrito algunos) obtienen con la campaña réditos aun superiores de sus clientes. No me importa que el banco haga uso de ese dinero para obtener utilidades. No me importa nada de eso.
Entiendo a los que opinan que esta debería ser una tarea del Estado y no nuestra. Pero , póngase una mano en el corazón y respondan si creen que (conociendo como operan las instituciones del Estado) en este tiempo se hubieran obtenido los mismos resultados.
No, no me importa. Sólo me interesan los resultados. Esos miles de niños rehabilitados, casos de los que conozco muchos
Y si usted tiene una opinión al contrario, pues deje a los miles de ingenuos como yo a que este fin de semana concurramos al banco a hacer su aporte.
Mario Banic Illanes
Escritor
