En los últimos días, a nivel mundial y con mayor intensidad en el plano nacional, se habla de la crisis medioambiental, producto del Cambio Climático, que estamos viviendo y cuyas consecuencias, sequía, escasez hídrica, deforestación, desertificación, contaminación ambiental y altas temperaturas, amenazan con adueñarse de la región y con carácter de irreversibles.
La comunidad científica ya había advertido que este momento llegaría.
“La Cuarta Región, por ejemplo, con su clima árido, de vegetación arbustiva, pero de excelencia para cultivos como las viñas, comenzará a mostrar un paisaje cada vez más parecido al desierto, donde será imposible sostener la agricultura tradicional”. (Doctor Fernando Santibáñez, Diario La Tercera, junio 2013)
Este pronóstico ya no es futuro. Es presente
¿Qué haremos?
¿Le dejaremos una region desolada a las futuras generaciones, entendiendo que se trata de nuestros hijos y nietos?
¡¡ NO!!
Debemos diseñar la región que nosotros queremos y no la que el destino nos quiera dejar.
Es obligación de todos dibujar la región del futuro y después buscar los medios para construirla. Priorizaremos las necesidades que nos son comunes para lograr una región autosustentable, donde el agua es la prioridad número 1 y el cuidado integral del medio ambiente, su complemento. Entonces, visionemos. Nuestra región debe tener agua para todos, medioambiente libre de contaminaciones, reforestada, con uso de energías renovables, economía circular, reciclajes, protección de ríos y humedales. etc. No podemos conformarnos con nada menor a eso.
Como tampoco podemos enfrentar este enorme desafío con las herramientas heredadas de la revolución industrial. No seríamos eficientes. Debemos, forzosamente, abrirles espacios a los jóvenes. Ellos son los nativos de la era digital y quienes vienen preparados con las herramientas tecnológicas modernas para enfrentar el devenir y, sobre todo, para diseñar las ciudades del futuro. Las ciudades inteligentes.
Entonces, nuestra respuesta al Cambio Climático será el cambio de hábitos de la población consciente y la búsqueda permanente de los adelantos tecnológicos, que estamos seguros ya existen, pero que las grandes corporaciones tienen bloqueados con el fin de proteger sus intereses. La búsqueda continua y perseverante de esas nuevas tecnologías, debería ser la misión de los jóvenes menores de 25 años. A modo de ejemplo, actualmente se puede sacar agua del aire, en cantidades reducidas, pero que alcanza, para apagar la sed.
La región del mañana debemos empezar a construirla hoy. No es tarea fácil. Darle conducción y orientación a una población inconsciente de la amenaza, incrédula, que ve el problema que nos afecta como algo lejano y que, por lo mismo, va derecho al despeñadero, no es tarea para llaneros solitarios. Es tarea de todos, pero especialmente, de quienes serán los directamente afectados por este fenómeno: los jóvenes. Ellos se encontrarán de lleno con el problema y deberán emplear todos sus conocimientos y talentos especiales para liderar el cambio de rumbo, sembrando consciencia, pero, sobre todo, sembrando semillas de esperanzas de que podemos enfrentar con éxito las consecuencias del cambio climático.
No hay tarea más ennoblecedora que el servicio al próximo.
Reiteramos el llamado a la población a cambiar de actitud frente al cambio climático, que pasemos de ser espectadores pasivos a actores relevantes en la lucha, no solo por preservar lo poco que nos queda, sino por construir un medio ambiente autosustentable y que dé garantías de un buen futuro a las nuevas generaciones.
No podemos seguir esperando…, debemos enfrentar el Cambio Climático y sus consecuencias, ¡¡ahora!!
¡¡UNETE!!
Por mi parte, seguiré sembrando consciencia. En una de esas…
Héctor Alfaro Jeraldo