Durante los últimos días hemos visto como el gremio de camioneros amenaza al país con un paro de actividades, advirtiendo incluso el Presidente de la Federación de Camioneros del Sur, José Villagrán que habría desabastecimiento en tan solo 48 horas [1]. ¿Cómo llegamos a esto?
Quienes sean mayores de edad (caiga a quién le caiga) recordarán que hace no más de 50 años el tren era una de los principales medios de transporte en nuestro país, aportando no solo en el transporte de personas, sino que también en el transporte de bienes y recursos naturales, siendo eje esencial de la logística nacional en conjunto con los camioneros en la época.
En nuestra misma ciudad aún hay evidencia de esto, el actual Museo del Limarí & Biblioteca Municipal solían ser nuestra estación de trenes, quedan incluso alguna evidencia de vías del tren en la ciudad y sus afueras, llegando, en el caso del Ramal Ovalle-Tongoy, hasta el pueblo de Puntilla dentro de nuestra comuna [2]. Este mismo tramo se convirtió en uno de interés nacional por Ley 1655 en 1904 [3], lo que era tener gobiernos preocupados en el desarrollo provincial declarando como interés nacional la conexión de pequeñas localidades con menos de veinte mil personas en total viviendo en ellas.
Sin lugar a dudas el ferrocarril fue un vehículo para el desarrollo temprano de nuestra ciudad y país. Sirvió para transportar las riquezas de lugares alejados a los centros urbanos y los puertos del país, así como permitiendo que quienes habitaren en zonas alejadas tuvieran un acceso expedito y accesible a oportunidades como lo son la educación u otros.
Si soy honesto, no creo que Alejandro Álvarez Jofré hubiera llegado a ser Juez de la Corte Internacional de Justicia (sí, La Haya, la misma donde tuvimos los famosos juicios con Perú y Bolivia) si no hubiera podido ir desde Monte Patria a los centros urbanos de Ovalle, La Serena y Santiago por medio del ferrocarril que conectaba todos estos puntos en esa época, pudiendo así recibir la educación necesaria para llegar tan lejos desde un humilde origen.
El ferrocarril fue parte esencial del Chile del pasado, siendo la materialización del enfoque en el desarrollo socio-económico del país mediante su población, la que permitió el desarrollo y el crecimiento del país durante medio siglo. Pero solo bastó una dictadura con ánimos refundacionales para eliminar más de 70 años de progreso en una década, eliminando los fondos operacionales de la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE) y privatizando aquellos tramos ferroviarios que la empresa debía dejar al no tener dineros para financiar sus operaciones.
Podríamos llegar a considerar que ese asesinato del ferrocarril en Chile fue con dos motivos, el primero es obviamente el eliminar ese rol de desarrollo enfocado en las personas que vino con la introducción del modelo neo-liberal de desarrollo económico (y miren en qué resultó). Y segundo, en recompensar a aquellos camioneros que fueron vitales en propiciar la caída de la democracia en nuestro país dentro de la época, asegurándoles un monopolio sobre la logística de abastecimiento en el territorio nacional, cosa que hasta hoy no ha cambiado.
Así es como llegamos al punto en que un gremio puede tener tanto poder de negociación sobre el gobierno, imponiendo sus intereses particulares por sobre aquellos generales del país y su población. Es hora de detener esto, no es posible que un país que se haga llamar “En vías al desarrollo”, o incluso “el más desarrollado de América Latina” dependa tan solo de un medio para suministrar y alimentar a su población.
En los últimos años hemos visto esfuerzos para esto, cada día hay más gente que está a favor de devolver el tren como medio importante de transporte en nuestro país, ya está en preparación la construcción del tren entre Valparaíso y Santiago, el primero que transportará pasajeros entre estas ciudades en décadas, y no tan solo esto, sino que sería además el primer tren de alta velocidad en la historia de nuestro país.
No podemos permitir que esto se quede tan solo en el centro del país, necesitamos urgentemente una línea de trenes que conecte todas las capitales regionales, con ramas que conecten estas capitales con aquellas de las provincias, así como otras líneas ferroviarias que conecten estas ciudades con las zonas rurales de la provincia (ej. Santiago-La Serena; La Serena-Ovalle; Ovalle-Monte Patria-El Palqui, y así sucesivamente).
¿Cómo financiamos esto? No es lógico que solucionemos un monopolio (camiones) con otro, si bien creo en EFE como ejecutora de estos proyectos, encuentro que por el bien general del país no podemos permitir que el Estado tenga un control total sobre los ferrocarriles, sino que debieran ser proyectos público-privados en que pueda tener participación la comunidad que se verá beneficiada (por vía de, por ejemplo, una empresa municipal), así como inversores internacionales con experiencia en el área (llámese Armtrak, Eurail, Korail, etc), estos agregados a la participación que tendrá EFE en el proyecto.
Tampoco podemos permitir que los trenes sean 100% de privados, al menos no sin regulaciones rígidas que eviten del abuso al público o que se ignoren áreas vitales del país porque no son económicamente eficientesiam. Es por eso que debe ser acción conjunta de estos actores, permitiendo así el financ iento del servicio incluso a pueblos pequeños que requieren de acceso a servicios básicos y que hoy por una u otra razón no lo tienen.
Chile hoy es parte, así como uno uno de los objetivos principales del megaproyecto de la Nueva Ruta de la Seda en Latinoamérica. Es necesario que aprovechemos nuestra situación de potencia media (y vital para el área del Cono Sur) para poder “jugar” con los beneficios que nos pueden dar los superpoderes geopolíticos para el favor de nuestro propio desarrollo y, especialmente, el de nuestra población. Especialmente considerando que por primera vez tenemos a una potencia mundial con ánimos de desarrollar a otros países por un medio distinto de la violencia.
La independencia logística no es el único beneficio que trae el tren, también ayuda en la eficiencia del transporte en general, los trenes por naturaleza son mucho más puntuales que otros medios de transporte, en especial comparados a los buses (¿quién no ha esperado un par de horas en el terminal por un bus atrasado?). Esto no solo beneficiaría a la gente que tome el tren solamente, sino que obligaría a los demás medios a mejorar sus tiempos y modos de servicio para ser competitivos con el ferrocarril.
Si queremos modernizar nuestro Estado, nuestra Sociedad, y ayudar a la población para que alcance sus sueños y objetivos, asegurando al mismo tiempo su dignidad y libertades, necesitamos de una red de trenes apta para el siglo XXI.
No podemos permitir que siga el matonaje como medio de obtener objetivos políticos, esta es la solución para el caso de los camioneros, pero esta práctica no puede seguir, en ningún contexto.
Felipe R. I. Hernández Romero.
Twitter: @FHernandezR14
[1] https://www.biobiochile.cl/biobiotv/programas/entrevistas-biobiotv/2020/08/11/villagran-los-efectos-del-posible-paro-camioneros-48-horas-pais-estaria-desabastecido.shtml
[2] https://www.geovirtual2.cl/Ferrocarril-Chile-Coquimbo/Ferrocarril-Chile-Ovalle-Tongoy-01.htm
[3] https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=135295&idParte