El polvo de los caminos rurales de Huatulame aún flota en el aire tras el paso de 180 ciclistas que compitieron en la cuarta y última fecha del prestigioso campeonato regional. Este domingo 12 de agosto, el pequeño poblado de Monte Patria se transformó en el epicentro del ciclismo amateur de la Región de Coquimbo, marcando el cierre de una temporada que recorrió los paisajes más emblemáticos del norte chico.
El Club Luincara, organizador del evento, logró congregar a deportistas desde La Serena hasta Los Vilos, superando todas las expectativas de participación. «Este campeonato ya es tradición en nuestra región», comentó Eduardo Álvarez, presidente del club, mientras observaba a los últimos competidores cruzar la meta. «No solo es competencia, es una forma de descubrir estos valles que hoy están verdes después de las lluvias».


Entre los participantes destacó Pedro Zepeda, hijo predilecto de Huatulame, quien emocionó al público local al llevarse el primer lugar en la categoría novicios. «Pedal a pedal, como debe ser», dijo el joven ciclista mientras mostraba orgulloso su medalla. Su victoria demostró que en estas competencias no solo ganan los profesionales, sino también los amantes del deporte que entrenan en los caminos de tierra de sus propios pueblos.
El ambiente festivo se mantuvo hasta pasada la una de la tarde, cuando comenzó la ceremonia de premiación. El Team Fénix recibió un reconocimiento especial por su constancia durante las cuatro fechas del torneo. «Cada carrera fue impecable», aseguró Camila Badilla, representante del equipo, mientras sus compañeros celebraban con sus bicicletas aún cubiertas por el barro.
Detrás del éxito deportivo hay una red de colaboración que incluyó a la Municipalidad de Monte Patria, bomberos de El Palqui, clubes deportivos locales y la junta de vecinos de Huatulame. Este apoyo permitió que los participantes no solo compitieran, sino que también disfrutaran de la hospitalidad característica de los pueblos del Limarí.


Con este evento, el Campeonato Huellas Ancestrales consolida su reputación como uno de los circuitos más apreciados por la comunidad ciclista del norte. Más que trofeos, lo que queda son historias de superación, nuevos amigos y el descubrimiento de paisajes que solo se aprecian pedalando por los caminos secundarios de la región. Los organizadores ya piensan en la edición 2026, que promete seguir uniendo deporte, turismo rural y tradición.