El 12 de marzo del año 2002, cumpliendo con convenios internacionales suscritos por Chile en la “Década Internacional de Reducción de Desastres Naturales”, se implementó un Plan consultando aspectos preventivos, de mitigación, preparación y “alertamiento temprano”, para actuar en estos casos, modernizando el Sistema Nacional de Protección Civil que nos regía. Firmó dicho Plan Ricardo Lagos como presidente y Michelle Bachelet como Ministra de Defensa.
Dos meses después, ante inundaciones que afectaron la capital, por un frente de mal tiempo que asoló el país desde la tercera a la Novena Región, las vías de mayores problemas en Santiago, fueron visitadas por la entonces Ministra Bachelet en uniforme de combate, impartiendo órdenes en terreno para combatir con efectividad el flagelo, situación a la que muchos atribuyen el inicio del incremento de su popularidad.
Derivado de lo anterior, causa extrañeza lo presuroso y diligente que se conoció por la prensa en ese entonces este hecho, y que haya cambiado radicalmente entre su anterior y actual período como presidenta de la nación, que es cuando debió demostrar su verdadero don de mando y liderazgo frente a las situaciones catastróficas que ha debido enfrentar y respetar la prevención en casos como el terremoto del 27 F, y recientes aluviones, en que las alarmas pese ser conocidas por ella y su gobierno no se comunicaron oportunamente, lo que hubiese permitido salvar muchas vidas.
En cuanto a la mitigación, que considera dicho Plan, como se explica que hubiesen que pasar varios días en la situación actual, para entregar elementos vitales a la población afectada, como agua, alimentos medicamentos, etc , y que no exista una coordinación real en la entrega de apoyo, actuando con mayor diligencia la población civil que las autoridades, reactivándose los reclamos de localidades afectadas con anterioridad, como Tocopilla, Pozo Almonte, Alto Hospicio, Arica, etc., porque desde hace años se les mantiene postergados sin obtener soluciones totales.
Parece ser, que utilizar la imagen de un acto fortuito, la retorica triunfalista o la reacción impulsiva en un determinado momento, trabajados profesionalmente por creativos publicistas es la clave para instalar el producto político que vende, siendo por ello que Ricardo Lagos aumentó su popularidad al señalar con un dedo amenazante al gobernante militar, y Bachelet la aumentara al pasear por vías inundadas en la capital a bordo de un tanque de guerra, conducido por quienes se convirtieron en sus subordinados y le debían obediencia.
Pero el gobernar también supone compromisos con el pueblo que representan, por lo cual la promesa de crear una nueva institucionalidad efectuada por el ex presidente Lagos, al detectarse el gran escándalo MOP Gate y dejar que las instituciones funcionen lo que no aconteció en su mandato y el desestimar o actuar con displicencia ante avisos meteorológicos que permiten suponer eventuales desgracias, no admiten de modo alguno el enterarse por la prensa del desarrollo de estos, ya que esta conducta reiterada contribuye a convertir en un deporte de gobierno el ¡Tropezar de nuevo con la misma piedra…sin temor a responder por ello!.
Si el gobernante no gobierna con rectitud su casa…en vano piensan los pobladores que aplicarán justicia en las suyas.
Por Susana Verdugo Baraona
* La autora es médico pediatra y fue Gobernadora de Limarí