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Jesús dijo: Yo soy el buen Pastor y doy mi vida por mis ovejas.

Jesús dijo: Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas. Yo soy el buen Pastor, conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí, como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas.

Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también  conducir, ellas oirán mi voz, y así habrá un solo rebaño y un solo Pastor. El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla. Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: éste es el mandato que recibí de mi Padre.

                                                                                                                               Juan 10, 11-18.

En esta escena se nos presenta a Jesús como el único y verdadero pastor. Él es el único que a través de su experiencia de vida, ha sido capaz de mantener la perfecta sintonía con la voluntad del Padre, pero al mismo tiempo, esa sintonía  según la conciencia propia Jesús, le acarreará problemas.

Sólo a través de esta perfecta sintonía con la voluntad del Padre, Jesús puede garantizar que cada creyente se sienta llamado a la filiación con Dios. Justamente a través de esta experiencia se puede establecer la diferencia con los guías y pastores que ha tenido este pueblo, Israel, a través de la historia.

Las palabras de Jesús que vale la pena resaltar es su convicción de que tiene que superar las pequeñas fronteras de su pueblo, de ahí la mención a las otras ovejas que no son de este redil. Esta es otra muestra de la íntima unión de Jesús con el Padre. No sólo las ovejas de Israel son las destinatarias de los cuidados del Pastor, sino el resto de hombres y mujeres que están fuera del pueblo de elección, y que también son motivo de amor y de preocupación del Creador. Por eso Jesús a ellos también los incorpora y da su vida. Nadie se la quita, Él mismo la entrega por la salud de todos.

Por eso debemos mirar y cuidar la actitud dentro del pueblo, sobretodo de las personas que tienen una responsabilidad en el servicio pastoral. El pastor debe estar atento y compenetrado con las ovejas que están bajo su cuidado, pero al mismo tiempo preocupado y listo para ofrecerse también por las ovejas que están fuera de él.

Esto también es un llamado para iniciar procesos de ecumenismo y de diálogo religioso con otros hermanos, no esperar que ellos vengan, sino nosotros salir al encuentro, poniendo énfasis en el testimonio que en las palabras, un gesto de amor, de aprecio, de paz, sin colocar limites.

En esta congregación de los Sagrados Corazones ha habido pastores que fueron capaces de mostrar al mundo lo que significa el sentirse amado por Dios. Uno de ellos se internó en una isla de la polinesia con hombres y mujeres que padecían una cruel enfermedad como la lepra, él les transmitió la fe, la esperanza y se hizo uno de ellos al contraer la enfermedad, Damián fue un pastor capaz de entregar la vida por esas ovejas que estaban excluidas y abandonadas, mostrando el verdadero amor de Jesús, ese que le permite hacerse un siervo al servicio de los más postergados de ese tiempo.

Y luego otro que se internó en medio de una población de extrema pobreza en la zona sur de Santiago, viviendo en una precaria vivienda compartiendo con sus vecinos, haciéndose uno de ellos, viviendo las mismas vicisitudes y carencias, un pastor que le toco esa época en que las libertades eran prohibidas, los derechos suprimidos, la justicia nula y siendo abusados en todo. Él fue un defensor, un profeta para denunciar las injusticias donde el vivió la persecución, la cárcel fue un hombre coherente con su fe, un verdadero pastor que vivió hasta su muerte en medio de la población, viviendo junto a pobladores de escasos recursos, dándose entero por ellos, con su compañía, su sencillez y ejemplo de vida, Esteban Gumucio, el Tata Esteban.

Y muchos otros pastores que han sido un ejemplo para muchos con su vida, sirviendo al Señor con una entrega admirable, que no se han dejado corromper con las riquezas y comodidades que les ofrece el mundo. PASTORES AL ESTILO DE JESÚS.

¿Qué estoy haciendo para dar verdadero testimonio de lo que significa ser pastor en mi vida familiar?

¿Qué imagen proyectamos a otros de lo que significa ser pastor?

¿Qué nos sugiere este texto para la vida personal?

Hugo Ramírez Cordova.

OvalleHoy.cl