Desde hace algunos años la sociedad se encuentra preocupada por la excesiva cantidad de perros abandonados que pululan por las distintas ciudades de nuestro país. Ovalle no escapa de la situación de “perros en situación de calle” como hoy eufemísticamente se le llama a los – perros vagos- que pasan a constituir un tema obligado de preocupación de una ciudadanía consiente de la presencia de estos animales que frecuentan los paseos peatonales , sembrando de excresencias las calles que los pacíficos transeúntes deben sortear y soportar.
Pero eso es parte del tema, la situación preocupante dice relación con que se está expuesto a las no muy grata y dolorosas mordeduras que en forma artera la irracionalidad canina acomete, entonces el “mordido “debe pasar por la segunda etapa de dolor y frustración; la vacuna antirrábica que aquellas personas que han sido inyectadas saben lo que digo. Lo anterior además es indispensable, pues en nuestro país aunque la Rabia o Hidrofobia (, enfermedad zoonósica mortal), se encuentra erradicada en los animales domésticos, su peligro está siempre latente, pues se mantiene en forma endémica en los murciélagos.
La sociedad en su conjunto día a día toma más conciencia de la relación madura que mantiene el hombre y sus mascotas, – nuestros hermanos menores- como los llamaba San Francisco de Asís. Es innegable ese enorme cariño que se mantiene, ya sea con el niño, con el ganadero, con el no vidente, con el policía, en nobles y múltiples tareas como simple acompañante, o en funciones más específicas: pastor de animales, inapreciable compañero en las soledades de la cordillera andina de los campesinos crianceros de cabra, o los nobles perros pastores de las estepas magallánicas que sin su colaboración sería imposible manejar los miles de ovejas de las estancias patagónicas. En fin, ahondar en el tema nos parece innecesario, ya que ese cariño por todos conocidos en una especial relación respetuosa merecidamente obtenida desde los albores de la humanidad en una relación fraternal hombre-animal, en le evolución societaria.
Esta relación se ha desarrollado civilizadamente pues con el avance de la racionalidad las especias animales están ganando un merecido espacio y respeto de parte de la sociedades desarrolladas, en donde , se está discutiendo seriamente la condición de los mascotas como seres o ANIMALES SINTIENTES lo que sin lugar a dudas constituye un importante deseo de los seres humanos ,( aunque no se crea también somos miembros del Reino Animal ),de dar un estatus maduro y civilizado a los mascotas, idea obviamente que debería ser compartida por la comunidad.
Sin embargo, seguimos con el tema pendiente, la pregunta entonces es: ¿Qué hacer con los animales en situación de calle? Quien o quienes deben responsabilizarse del control de aquellos canes que deambulan por las calles?, o de esos son abandonados deliberadamente por su tenedor y se transforman en jaurías que siguiendo su conducta atávica atacan a las ganaderías, y no pocas veces a los seres humanos?. Ese es el asunto: como mantener ese equilibrio en nuestra sociedad que es capaz de gastar más de 700 millones de dólares al año en alimento para las mascotas, con aquel desalmado que irresponsablemente mantiene a sus perros, en total descuido y ,ya aburrido de mantenerlo lo abandona simplemente por las calles o los deja a campo traviesa.
Chile, un país legalista, ha tratado infructuosamente de legislar sobre el particular, pero como aquello no da votos, el trámite legislativo duerme plácidamente en el mar burocrático de los cuestionados parlamentarios. (Los perros no votan ni dan lucas, me comentaba un amigo exegeta).
Para enfrentar seriamente el tema se hace necesario un decidido compromiso de la comunidad, ya que la situación directa o indirectamente nos afecta a todos los ciudadanos. Frente al tema todos tenemos derechos y obligaciones que asumir. Debemos colaborar responsablemente,- en especial las sociedades protectoras de animales- , con las autoridades comunales, con las autoridades sanitarias, en la ejecución de políticas públicas especializadas en el tratamiento y control de los animales en situación de calle, haciendo conciencia desde los colegios y en todas aquellas instancias que corresponda, a fin de que todos actuemos responsablemente en la tenencia de mascotas.
Creemos que aquello es indispensable para tratar el tema con cánones civilizados y dentro de la dignidad animal y humana que la situación amerita.
Iván Ramírez Araya