Señor director:
Hoy en día, vivimos en un mundo en el que los influencers desempeñan un papel crucial en la vida cotidiana de millones de personas. Estas figuras, con su alcance masivo en redes sociales, tienen la capacidad de influir en decisiones de compra, en ideologías y hasta en hábitos de salud. Sin embargo, con este poder viene una gran responsabilidad.
La recién estrenada serie de Netflix Vinagre de Manzana, que narra la historia real de una influencer que engañó a su público al asegurar que se curó de un cáncer mediante terapias alternativas, pone en evidencia los peligros que conlleva la falta de ética en las comunicaciones de los creadores de contenido. Los consumidores también recurren a las Redes Sociales antes de tomar decisiones de compra. Es por ello que la honestidad y la transparencia deben ser pilares fundamentales en el mensaje de cualquier comunicador publicitario.
En este contexto, es esencial que los influencers que ejercen profesionalmente su rol sigan principios éticos en sus publicaciones. El Código chileno de ética publicitaria de CONAR , en su artículo 36, establece una guía clara sobre cómo debe actuar un influencer, destacando la transparencia de los productos o servicios que promociona, indicando cuando se trata de publicidad y no fomentar prácticas que puedan dañar el bienestar de las personas.
Es necesario que los creadores de contenido se apropien de esta responsabilidad y entiendan que, más allá de su alcance, tienen un impacto real en la vida de sus seguidores. La honestidad no solo favorece su credibilidad y reputación profesional, también fortalece las relaciones con sus audiencias en el largo plazo. Además de contribuir a crear un entorno digital más saludable y seguro para todos.
Maribel Vidal,
Directora Ejecutiva Conar