La actual oposición, se ha destacado por las constantes amenazas y por intentar que el Gobierno ceda ante sus presiones ilegítimas para la obtención de algún beneficio, pues al parecer aún no se reponen de la aplaste derrota que sufrieron en las elecciones realizadas el año pasado y creen que sus mecanismos odiosos y cínicos amedrentarán a la actual administración a que ceda a sus pretensiones.
Esto lo hemos podido ver reflejado en las innumerables instancias en que se ha amenazado con interpelaciones, con estudiar acusaciones constitucionales, por exigir la destitución de ciertos Ministros de Estado y un largo etc. todo para convertir artificialmente a Chile en un país ingobernable, odioso y más intolerante. En éste último punto son “líderes”, pues la intolerancia es su segundo nombre, predican pero no practican, se adjudican ser los paladines y defensores de la tolerancia, pero son todo lo contrario; aparentan algo que no son y lo usan de manera estratégica para así atacar al Gobierno y arrebatarle el control. La intolerancia, el cinismo y la odiosidad de la actual oposición no han hecho más que crear un ambiente artificial de conflictos, lo que al final no hace más que perjudicarnos a todos y sobre todo a las personas más vulnerables, pues no se puede avanzar con fluidez en la solución de las diversas y reales problemáticas que enfrenta el país a raíz del famoso “Legado de Bachelet y Compañía”, que no hizo más que traernos miseria.
Todo lo que expuse con anterioridad no es antojadizo y ha quedado demostrado en distintas materias; siendo uno de los casos más bullados el reclamo que interpusieron ante la Contraloría General de la República por el nombramiento que realizó el Presidente de República, al nombrar a su hermano Pablo Piñera, en un cargo en donde el Mandatario tiene la facultad exclusiva de nombrar a alguien de su confianza. Pero es curioso o más bien desvergonzado que cuando fueron Gobierno, la Nueva Mayoría no alzara la voz cuando la Presidenta Bachelet, nombró a su hijo Sebastián Dávalos a cargo de las funciones ejercidas normalmente por la Primera Dama, quedando así bajo la dependencia de su hijo, 7 fundaciones y es de público conocimiento como terminó todo; por lo tanto, es bastante cínico criticar y apuntar a una administración por las “mismas o similares prácticas” sólo con el fin de causar una mala imagen ante la ciudadanía; de hecho un miembro insigne de la Nueva Mayoría, el ex Canciller Heraldo Muñoz, criticó precisamente a la Nueva Mayoría, por ser una suerte de agencia de empleo
A ello podemos sumar el episodio vivido por el Ministro de Justicia, tras reunirse con el Fiscal Nacional, en donde por dicha reunión la oposición amenazó con interpelarlo, ¿pero acaso ellos se olvidaron de la cena del 7 de marzo del 2014 en la casa del Senador Girardi, en homenaje al Presidente de la Corte Suprema, Sergio Muñoz, donde asistieron parlamentarios de la Nueva Mayoría, integrantes de la propia Corte y el Fiscal Nacional Sabas Chahuán, entre otros invitados?, parecen olvidar o querer más bien hacerlo, pues en dicha velada asistieron personales tales como Isabel Allende, Carolina Tohá y Rodrigo Peñailillo, (hijo político de Bachelet) y que sería prontamente el Ministro del Interior.
Así podría estar nombrando diversos episodios donde la oposición ha mostrado un nivel de odiosidad supremo, que reflejan su deseo de entorpecer la marcha del país, demuestran en sus actos los deseos de evitar que en 4 años más Chile continúe en la senda del progreso, la prosperidad y de los tiempos mejores, se ve como no desean que éste Gobierno se extienda por largo tiempo en su mandato y para ello buscan promover la división, la intolerancia, el reclamar por todo, el exigir derechos sin deberes, olvidando todo diálogo y usando muchas veces la violencia para obtenerlos, basta de éstas actitudes que no logran más que destruir, debemos todos construir, aportar para que exista una buena convivencia, nos unamos en pro de superar situaciones tales como el alto nivel de pobreza, el desempleo que afecta a tantas familias, la falta de acceso a la salud y ésta misma, así como la precariedad en vivienda, en seguridad y la mala calidad en la educación. Nuestra consigna debiese ser Chile quiere construir y avanzar y no destruir y volver atrás.
Susana Verdugo Baraona