Héctor y Gabriela se han transformado en uno de los conjuntos artísticos más queridos de Ovalle.
Suenan los tristes rasgueos de guitarra y la voz gastada de dos adultos mayores en pleno paseo peatonal. Esos boleros de antaño que Héctor Rodríguez de 73 años y Gabriela Plaza de 70 entonan para tener ingresos y que los han convertido en frecuentes artistas de la principal arteria de la ciudad de Ovalle.
Héctor fue fabricante de guitarras por más de 40 años y músico desde niño, fue él quien decidió llevar su música a la calle.
“Ya con la vista media mala tuve que retirarme de la fabricación de guitarras. Cantaba en cantinas de la ciudad y en la feria, tomaba copete en ese entonces” relata entre risas Héctor.
Un día en una cantina un sujeto quiso golpearlo y romper su guitarra. Ofuscado por el frecuente ambiente viciado de esos locales, dio el golpe a la mesa, se alejó del alcohol y las cantinas y se decidió por llevar la música a la calle.

Fue un día de la madre hace tres años cuando Héctor por primera vez se instaló a cantar en el paseo peatonal. Le fue tan bien que convenció a su esposa con quien lleva cercade 20 años juntos, que cantaran a dúo.
“Ella no quería, le daba vergüenza. Pero, después que vinimos por primera vez y ganamos tan bien, ya nos hicimos la costumbre de venir un día a la semana a cantar acá”. Señala el cantor.
Cierta vez carabineros “mandó para la casa” a la pareja por cantar sin permiso para ello. Desde entonces la pareja decidió que debían trabajar con todas las de la ley y consiguieron permiso municipal.
Hoy es posible escuchar los boleros de esta pareja cada viernes o lunes, al menos una vez a la semana. Una pareja que en la música encontró una actividad que les da rentas en su vida y que los mantiene unidos con el paso de los años.
Por: Ignacio Zuleta Pereira.