InicioOpiniónOpiniónLa pobre Gorda está traumatizada con el pronóstico de lluvia

La pobre Gorda está traumatizada con el pronóstico de lluvia

A la Gorda, mi esposa, no la entiendo. Hace un par de meses todos los días encendía una velita a San Pancracio, rogándole para que trajera lluvia.

– ¿Qué vamos a hacer sin lluvia, Dios mío? ¡Esos pobres animalitos, esa pobre gente del campo!– suspiraba mirando al cielo.

Y cada día veía los pronósticos del clima de la televisión para ver si alguno anunciaba lluvias para nuestra zona.

Sin embargo después del episodio del pasado 13 de julio en el que la empresa sanitaria se mandó el condoro del siglo y dejó a toda una ciudad abasteciéndose de agua desde camiones aljibes, que la posibilidad de un aguacero la tiene angustiada.

Y ahora hasta al santo lo guardó en un trapito en el fondo del closet… por si las moscas.

– Pero Gorda, ¿no te acuerdas cuando le rogabas al santo para que trajera lluvia? – le comenté anoche mientras cenábamos y veíamos las noticias de la televisión.
– Ah, claro, como no es él el que tiene que ir a buscar agua en bidones a cinco cuadras de distancia! – dice molesta.

Luego añade:

– Y hay que preparar leche, lavar mamaderas, lavar la ropita de las niñas … ¿y eso lo vas a hacer con el agua de la llave, ah? – replica.

Porque, es verdad,  en la casa hay que tener todos los días agua embotellada para la nieta de seis meses y habrá que tener otro tanto para la que traerá la cigüeña a mediados de este mes. Además hervir en la cocina a gas licuado el agua de la llave, y a fin de mes pagar la cuenta de la empresa de servicios sanitarios. Si seguimos así, saco la cuenta, la mitad de la plata de la jubilación se nos va a ir en agua y gas.

El tema es que la Gorda no es la única que vive con la sicosis por la lluvia . Porque mientras en el campo siguen rogando para que llueva la mayor cantidad de agua posible, para la bebida de sus animalitos, o regar los cultivos temporales o permanentes, en la ciudad son cientos las dueñas de casa que quieren lo contrario: que no llueva para no sufrir lo de hace unas semanas.

Y pasará mucho tiempo ante que se vuelva a recuperar la confianza perdida. De hecho, ya con el episodio “noro virus” el año pasado aumentaron en un 500 % los que compran agua embotellada en la ciudad.

Por eso no me extraña que cuando llego a casa hoy al almuerzo la gorda me reciba preguntándome angustiada:

– ¿Es verdad que va a llover esta semana, ah?.
– Bueno, eso dicen los meteorólogos
– Es que la semana pasada también dijiste lo mismo y al final no pasó nada, poh.- como si yo tuviera la culpa de lo que dicen los encargados de pronosticar el clima.

Y bueno ¿para qué pregunta entonces?, pienso. Pero no me atrevo a decirlo en voz alta.

– De todas maneras mañana me traes unos diez bidones de agua del supermercado ¿ya? ¡Pero no te vayas a olvidar!.

Porque, insisto, en esta ciudad se podrá recuperar la confianza en la justicia, en el gobierno, en los políticos en general, pero tendrá que pasar mucha agua bajo los puentes antes de recuperar la confianza en el agua que sale de la llave.

Si no me cree revise los comentarios en las redes sociales .

Mario Banic Illanes
Escritor

OvalleHoy.cl