El Ministro de Economía, José Ramón Valente, reconoció el pasado fin de semana que no lee novelas. Explicó en entrevista a diario La Tercera que “La vida es muy corta. Siento que si leo una novela es tiempo que le estoy quitando a aprender algo”, declaraciones que generaron un gran y saludable debate en las redes sociales.
Para unos es entendible que un Ministro de Economía dedique todo su tiempo a llevar la economía del país por el mejor camino posible (aunque a veces no nos parezca tan así) y no se distraiga leyendo novelas de cualquier tipo.
Para otros en tanto les llama la atención que una autoridad de ese nivel haga ese tipo de declaraciones, menoscabando la importancia de obras literarias que suelen mostrar a través de mundos imaginarios, la realidad de nuestro mundo, tanto desde los comienzos de la historia (y antes) y hasta mostrándonos un futuro posible.
Por ejemplo en las últimas semanas, robando espacio a mi sueño, he perdido mi tiempo leyendo la trilogía « Africanus», obra del español Santiago Posteguillo, que me ha llevado a conocer de manera amena las campañas del general romano Escipión El Africano, contra Aníbal, que llegó desde Cartago para poner en jaque al poderoso imperio romano. Y es inevitable no hacer comparaciones con la época actual.
Antes de eso leí (devoré en realidad) una novela de ciencia ficción, o mejor dicho de anticipación: “El Marciano”, de Andy Weir que narra de manera apasionante los esfuerzos de la NASA para rescatar al tripulante de una nave de reconocimiento que queda abandonado a su suerte en Marte, y los esfuerzos de este para sobrevivir en un medio absolutamente inhóspito.
Una novela escrita varios años antes que la nave InSight se posara en noviembre del 2018 en el planeta rojo para la primera misión espacial que estudiaría el interior del planeta y permitiría averiguar si está completamente muerto o aún alberga algo de actividad en sus entrañas.
La imaginación de Weir se anticipó varios años a la realidad estableciendo un escenario imaginario pero posible.
¿Perdí mi tiempo leyendo a Posteguillo o a Weir?. Al contrario, creo que con eso he crecido intelectualmente y como persona.
No sé porqué ese Imperio Romano me parece sospechosamente actual. O ahora cada vez que salgo a mi balcón y miro hacia Marte, reflexiono si después de todo ( así como estamos destruyendo nuestro planeta) nuestro futuro estará más allá que acá.
El Ministro Valente, en cambio, cree que eso es perder el tiempo. Y lo lamento por él.
Me preocupa sin embargo que son muchas las autoridades que creen que esto de la literatura, la poesía, las novelitas, los cuentos son el pasatiempo de unos pocos… y nada mas. Y es una mala señal proveniente de quienes son los encargados de conducir social, cultural y políticamente nuestro futuro inmediato.
Entonces me explico la falta de interés de nuestras autoridades locales por asistir a la recién terminada Feria del Libro de Ovalle. Y me inquieta porque , aun sin haber asistido, cuando llegue el momento de aprobar los recursos para financiar la próxima feria del libro, ellos resuelvan que después de todo una Feria del Libro es una pérdida de tiempo y dinero mal gastado y lo destinen a otra cosa mas rentable – electoralmente, desde luego – como la Fiesta de la Vendimia, por ejemplo .
Después de todo el ministro lo dijo: leer es una pérdida de tiempo.
“Ministro Dixit”.
Mario Banic Illanes
Escritor