La nueva ley de convivencia vial que regula la relación entre ciclistas y automovilistas tiene muy buenas intenciones. Eso es innegable. Y creo que todos estamos de acuerdo en eso ya que busca mediar y controlar la siempre tensa relación entre ambos vehículos.
Lamentablemente la Ley tiene sus problemas de aplicación sobretodo en regiones. Hace pocos días pude estar en Santiago y cada vez que voy descubro con alegría que el uso de la bicicleta es cada vez más amplio en la capital, como un medio de transporte eficiente para intentar llegar de manera más rápida a los trabajos o para hacer algunos trámites en el centro. Eso alegra a cualquiera que ame la bicicleta y sus beneficios, descontaminar y dar salud.
En lo que respecta a regiones yo diría que esta ley fue hecha y pensada desde Santiago. La capital cuenta con grandes avenidas y calles amplias en gran parte de sus trazados. En varias zonas del gran Santiago se cuenta con ciclovías extensas. Ahora bien, todo es perfectible pero nadie puede dudar que la capital cuenta con mejores condiciones para el desplazamiento de los ciclistas. En regiones el panorama es menos alentador.
En el caso de Ovalle, los ciclistas tenemos un gran problema para el uso de la bicicleta en las calles de la ciudad. El gran dilema de nuestra ciudad es la estrechez de sus calles céntricas. Si ya son angostas para los vehículos, imaginen lo que es transitar en bicicleta por el centro. Por ejemplo por la Alameda o por calle Independencia. En esos casos y otros más, la ley de convivencia vial choca con la realidad de provincia. Habitualmente paso en bicicleta por esas calles y resulta muy riesgoso compartir espacio con los automovilistas sobretodo porque estando frente al volante o sobre los pedales, el problema es que no hay suficiente espacio para ambos, lo que provoca que un paseo en bicicleta por el centro se transforme en una situación de “stress” constante. Hay sectores del terror: Uno de ellos es el nudo vial que reparte vías hacia Avenida La Paz, Ena Craig de Lucsik y Avenida Manuel Peñafiel. Allí simplemente es muy complejo ser ciclista y francamente a veces se prefiere la seguridad de la vereda en algunos tramos.
No todo es malo. También hay cosas positivas para los ciclistas en Ovalle. Hay obras que hablan de una administración que está incluyendo el uso de las dos ruedas. Por ejemplo, la ciclovía que parte en sector Los Peñones y termina pasado el sector de El Portal y también la colocación de bicicleteros en la plaza y otras zonas públicas. Pero, aún falta mucho por hacer. Para cualquier ciclista es un sueño contar con más zonas de ciclovías en Ovalle y no sólo para las zonas perimetrales, sino en la zona centro. Sabemos que hay un tema estructural de la ciudad que debe ser resuelto por los especialistas. Pero mientras no haya solución a ello desde el punto de vista técnico, los ciclistas estaremos constantemente en riesgo y el estar siempre en la calle (como lo indica la ley para los adultos) no siempre es aplicable en la realidad o muy riesgoso.
Por último y no menos importante es la actitud de los conductores hacia los ciclistas. El conductor tiende a menospreciar a los ciclistas y a restar el espacio que debe respetar. El metro y medio que se debe dejar en carreteras y calles para adelantar a un ciclista es pocas veces aplicado.
También debemos reconocer que hoy en día hay un poco más de cultura de respeto hacia el ciclista, si comparamos con unos 5 años atrás, pero aún hay mucho que educar. Y no sólo a conductores de automóviles sino que también a colegas ciclistas que desconocen las leyes de tránsito y pedalean en contra del sentido del mismo o no señalan un viraje.
La clave, diría siempre es el respeto, tanto desde la bicicleta como desde el habitáculo de un automóvil. Pero también es cierto que las leyes deben ser analizadas considerando las condiciones reales que tenemos en regiones antes de aplicarlas. Como dije al inicio, la idea es buena pero era necesario mejorar el camino antes de la aplicación de la ley sobretodo en aspectos que tienen que ver con el compartir con seguridad la ciudad, que es el espíritu prioritario de esta normativa.
Rodrigo Araya Elorza,
Ciclista y secretario Club Rodabike